Detrás de que ChatGPT te escriba un ensayo con el estilo de Edgar Allan Poe o que redacte otro final para un cuento de Jorge Luis Borges, hay muchos autores que exigen que ese trabajo sea reconocido y pagado. Tanto por la creación de textos basados en sus ideas y creaciones como por el hecho de que estas tareas utilizan las obras de los escritores sin obtener los derechos legales para hacerlo.
The Authors Guild, el sindicato de autores, junto con otros 17 escritores, entre ellos John Grisham, Jodi Picoult, David Baldacci y George R.R. Martin, firmaron una demanda colectiva contra OpenAI en el Distrito Sur de Nueva York el pasado 20 de septiembre por “robo sistemático a escala masiva”. En otras palabras, por violación de los derechos de autor de sus obras utilizadas para entrenar GPT.
Este pedido ya había sido exigido hace dos meses sin llegar a la instancia legal. En julio, más de 8 mil escritores habían firmado una carta dirigida a los líderes de las nuevas empresas de inteligencia artificial como Sam Altman (OpenAI), Mark Zuckerberg (Meta), Sundar Pichai (Google), entre otros. Pero no fue escuchado.
Según informa el comunicado oficial de The Authors Guild, la demanda se basa en el hecho de que las obras de los autores se descargan de plataformas ilegales de libros electrónicos y luego son estas las que alimentan la estructura de GPT. Son, entonces, estos libros de autoría, edición y publicación profesional una fuente importante de datos para el entretenimiento de los modelos de lenguaje.
Los motivos
De esta manera, los autores sufren dos grandes perjuicios. En primer lugar, no obtienen ninguna remuneración por estas prácticas. Pero, además, ciertos trabajos como la redacción de textos que ellos podrían realizar, ahora viran hacia la inteligencia artificial.
Según un informe de The Authors Guild, el ingreso de los escritores ha disminuido un 42 % en la última década y el actual salario anual para un escritor de tiempo completo es de 23 mil dólares. La incorporación de la IA no ayudará a que esta situación mejore, sino que hará más difícil que las personas que se dediquen a esta profesión puedan vivir de ella.
En segundo lugar, los autores son testigos de un robo de sus ideas, de su creatividad, en especial aquellos que se dedican a escribir novelas o cuentos de ficción. Un ejemplo claro de esto se ilustra con George R.R Martin y la saga Juego de Tronos. Hace poco, Chat GPT fue capaz de escribir los volúmenes 6 y 7 de esta famosa obra que ha traspasado hasta la pantalla. Estos escritos fueron realizados con los mismos personajes, el mismo mundo ficticio e incluso el mismo estilo que el autor creó en primera instancia.
"Es imprescindible que paremos en seco este robo o vamos a destruir nuestra increíble cultura literaria, la cual alimenta a muchas otras industrias creativas en Estados Unidos", manifestó Mary Rasenberger, directora ejecutiva de The Authors Guild. “Los grandes libros los escriben aquellos que dedican sus carreras y sus vidas a aprender y perfeccionar el oficio. Si queremos preservar nuestra literatura, los autores deben tener la capacidad de controlar si la IA utiliza sus obras y, sobre todo, cómo lo hace”, profundizó.
En respuesta a esta demanda, un portavoz de OpenAI en diálogo con CNN explicó que muchos profesionales creativos de todo el mundo utilizan ChatGPT como parte de su proceso creativo. Además, agregó que ellos “respetan” los derechos de escritores y autores y “creen que deberían beneficiarse de la tecnología de IA”.
En consecuencia, el vocero afirmó que están manteniendo conversación productivas con muchos creadores de todo el mundo, incluso The Authors Guild, y que están trabajando de forma cooperativa para entender y discutir sus preocupaciones sobre la IA.