Con la llegada de la inteligencia artificial y sus herramientas que utilizan modelos de lenguaje avanzados, como Chat GPT de OpenAI, muchos creíamos que había ciertas tareas humanas que se reemplazarían rápidamente. Entre ellas, la traducción automática de textos. Sin embargo, todavía la IA no logra hacer de las traducciones su especialidad.
La inteligencia artificial se basa en algoritmos y modelos informáticos para traducir textos de una lengua a otra, reporta Forbes. Está claro que sus principales ventajas son la rapidez y que propone una solución más económica para la realización de esta tarea. Pero ¿a qué costo?
Según otra nota de Forbes, los chatbots de inteligencia artificial no logran superar la ambigüedad semántica. Es decir, no tienen una comprensión amplia del contexto lingüístico o de los diferentes significados que puede tener una palabra en una oración. En definitiva, reemplazar a un traductor por la IA puede ser efectivamente más barato y más rápido pero no es lo mismo.
“Los traductores cualificados conocen a fondo tanto la lengua de origen como la de destino, incluidos sus matices culturales y sutilezas contextuales, lo que ayuda al traductor a garantizar que tanto el contexto literal como emocional y cultural del mensaje se transmita al público”, explicó Salvador Ordorica, Director General de The Spanish Group LLC, un servicio de traducción internacional de primera clase que traduce más de 90 idiomas.
Yehoshua Bill-Hillel, pionero de la traducción automática, había comenzado siendo optimista sobre esta posibilidad de la tecnología. Sin embargo, luego de un tiempo, en su libro A Demonstration of the Nonfeasibility of Fully Automatic High-Quality Translation aseguró que la traducción de alta calidad por computadora es solo un sueño que no se hará realidad en un futuro previsible.
Para llegar a esta conclusión, el especialista realizó una serie de pruebas en las que ponía en un frase una palabra que podía tener dos significados: uno obvio y otro más ambiguo y poco conocido, pero el que era el correcto. Así, se dio cuenta que las máquinas siempre proveían ese primer sentido al construir la oración y dejaban en evidencia su limitada comprensión de la lengua.
“¿Qué hace la IA con eso que se denomina el carácter dialógico del discurso, esa capacidad que tienen los enunciados de poner en escena a otros enunciadores y que muchas veces es pertinente interpretarla porque por algún motivo el enunciador lo puso ahí?, reflexionó Gerardo Bensi, presidente de ADICA (Asociación de Intérpretes de Conferencias de la Argentina) en el VII Congreso Latinoamericano de Traducción e Interpretación. “En ciertas situaciones, el ser humano está más capacitado para saber cuál es la interpretación o traducción más pertinente en cada contexto”, agregó.
Otro punto interesante que Bensi puso sobre la mesa es el hecho de que la inteligencia artificial va a reflejar la sociedad de la que surgió y esto puede contribuir a la reproducción de sesgos raciales, de género o de clase. Si los bots están manipulados desde una perspectiva más occidental, van a ser con influencia occidental todas las traducciones que haga.
“El peligro es aplicar la tecnología sin pensar en sus implicancias para el lenguaje y para la sociedad porque pensar sigue siendo una facultad exclusiva del ser humano”, concluyó Bensi según una nota de la Fundación Instituto Internacional de la Lengua Español.