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¡Buenos días! En esta edición queremos repasar tantas maneras creativas en las que la comunidad ha logrado brindar un abrigo a las personas en situación de calle. Y destacar una, que surge de la alianza de una empresa y organizaciones sociales.
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Hace mucho tiempo que el frío nos sensibiliza, nos hace más generosos, más solidarios. Y nos lleva a buscar distintas respuestas a ese frío. Algunas tienen que ver con la leña, con alternativas para calefaccionar en lugares donde no hay gas. O con juntar abrigo y, por supuesto, en las grandes ciudades en ayudar a las personas que duermen en la calle con temperaturas por abajo de los 5 o los 4 grados (por debajo de esas temperaturas una persona puede fallecer de hipotermia si se queda dormida a la intemperie por horas).
Cada año en cientos y cientos de lugares del mundo, por suerte, más y más personas tratan de ver qué hacer por el que duerme en la calle, por las personas que están en esa situación buscando nuevas respuestas y hay muchas y de las más variadas y algunas muy creativas, muy convocantes. Hay que intentar por lo menos que nadie muera de frío, hay que intentar después que nadie tenga frío y hay que intentar también (como meta a mediano y largo plazo) que no haya más personas en situación de calle en ciudades donde hay metros y metros y metros cuadrados de estructuras, de viviendas. ¿Cómo puede haber tantos lugares vacíos y cubiertos y abrigados y que al mismo tiempo haya personas en situación de calle?
En esta búsqueda desesperada de evitar las muertes por frío aparecen algunas ideas geniales y maravillosas. Una fue el perchero solidario: personas que dejan la ropa colgada en un árbol o en un poste en la calle y el que quiere puede llevársela; una idea simple y mágica. Otra idea magnífica surgió cuando un grupo de jóvenes rescataba plásticos para cuidar al planeta del calentamiento global y a alguien se le ocurrió que con los sachets de leche o yogur se podía generar abrigo, una suerte de bolsas de dormir que tienen una vida limitada, pero son un verdadero abrazo para tantas personas en situación de calle.
Y hay más buenas ideas: a alguien se le ocurrió fabricar una suerte de súper sopa, que se hace fácilmente agregando agua caliente a un producto deshidratado y que garantiza los nutrientes necesarios. Y en relación con los alimentos, desde los chocolates hasta huevos duros, que han servido para abrazar a quienes están en la calle.
Otra idea genial fue la de abrir los museos, especialmente las noches más frías, y dejar que tras las recorridas nocturnas las personas en situación de calle puedan dormir en esos lugares. Cuánta creatividad, cuánta genialidad.
En el último tiempo, la generosidad también se vio en lugares inesperados, como los aeropuertos, especialmente el Aeroparque de la Ciudad de Buenos Aires. Allí se vio tanta calidad humana de quienes venden en negocios o ventanillas de pasajes, en pasajeros que van y vienen, en autoridades de seguridad… Así, este aeropuerto se convirtió en un lugar de abrigo y buen trato.
Hace cuatro años se abrió un estadio de fútbol para 200 personas que pasaran allí las noches más frías del invierno. Esta iniciativa se replicó en 34 estadios del país. Una idea simple, mágica y tan maravillosa, que se replicó en años posteriores.
Y finalmente, quisiéramos destacar la iniciativa de una empresa de transportes. “¿Qué pasa si ponemos nuestros micros para quienes quieran pasar la noche?”, se preguntaron dese la Funación Flechabus. ¡Qué idea maravillosa! ¡Qué idea tan humana, increíble, única! Y empezaron los primeros ensayos, ensayos reales. El año pasado, durante tres noches, los ómnibus de una empresa pasaron a buscar por la plaza más emblemática de la Argentina, la Plaza de Mayo, a los que no tenían donde dormir. Los acompañaron azafatos y azafatas, que en realidad eran voluntarios de la Red Solidaria. Se les dio la comida y el desayuno.
Y la experiencia tan exitosa volvió este año, y mejorada aún, con un ómnibus que tiene camas para dormir, que fue usado por médicos en la pandemia. Cada viernes de junio, julio y agosto, un micro con 32 voluntarios recorre diversas plazas del centro porteño. "El objetivo es invitar a las personas en situación de calle a utilizar las instalaciones del micro como refugio durante las frías noches de invierno, transformándolo en un hotel móvil", anunciaban antes de comenzar la edición de este año. Además de la cena y el desayuno, se les brinda prendas de vestir, de abrigo y artículos de higiene personal (podés sumarte como voluntario o hacer una donación).
La simpleza de mirar la realidad, la simpleza de ver con qué contamos, qué necesitamos, la simpleza de amar profundamente a los que están más postergados, a los que están solos, a los que sufren. Una compañía que se dedica hace mucho tiempo al transporte responde al frío ofreciendo a su gente y ofreciendo su herramienta. Una magnífica idea que solo merece el aplauso. Celebremos.
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Cuatro preguntas a Marcela Domínguez, directora ejecutiva de la Fundación Flechabus.
—¿Cómo nace la iniciativa del micro solidario?
—La iniciativa del programa Micro Solidario nació como un pedido de un hospital para uso de personas en aislamiento en plena pandemia. Para ello se acondicionó un micro con 12 camas. Durante el 2022 nos sumamos a la campaña #FrioCero2022 de Red Solidaria durante una semana en Plaza de Mayo, realizando paseos por la zona histórica de la Ciudad y pudiendo pasar la noche en un nuevo Micro Solidario coche-cama. Este año quisimos darle continuidad a la campaña con la edición 2023. Para ello, nos reunimos con varias organizaciones, de las cuales, fue Vida Solidaria quien sumó a su trabajo de recorridas nocturnas los días viernes, este “refugio móvil” con gabinetes y camas para brindarle a cada persona a la que asistiéramos, comodidad, seguridad y pudieran sentirse cuidados, sobre todas las cosas. Para los días más fríos del año (17, 18 y 19 de julio) Red Solidaria, que ofrece la cena todos los días en Plaza de Mayo, volvió con su campaña a utilizar dos micros solidarios. Estos micros pertenecen a un programa de conciencia ambiental desde las 3R (Reducir -Reciclar - Reutilizar), aplicado a nuestro programa de Compromiso con la Comunidad, y que son parte de una donación para su reutilización para proyectos de promoción cultural, de la salud, educación, empleabilidad y medioambiente en articulación con organismos estatales y de la sociedad civil.
—¿Cómo le resultó trabajar en esta iniciativa junto con otras organizaciones?
—Articular con otras organizaciones de la sociedad civil es importante para lograr las acciones destinadas a la comunidad, en las cuales necesitamos trabajar de forma colectiva, aunando esfuerzos y compartiendo las herramientas con las que cada uno cuenta. Estamos convencidos que la articulación y colaboración entre empresas, fundaciones y distintas organizaciones, tanto públicas como privadas —las alianzas—, son el verdadero camino.
—¿Qué es lo que más valoran de la respuesta de las personas en situación de calle? Y en la respuesta de la comunidad al ayudar?
La gente en situación de calle tiene muchas y distintas historias entre sí. Pero si hay algo que todos tienen en común, es el agradecimiento que muestran cada vez que suben y bajan del micro. Puede que no cambiemos su realidad diaria, pero para ellos la acción más pequeña es mucho. Es saber que no están solos; es saber que alguien (mucha gente, por suerte) piensa en ellos. Como dijimos anteriormente, es enorme la cantidad de mensajes de personas que nos contactaron para ver cómo podían ayudar; de medios que nos apoyan con la difusión de estas iniciativas y lograr que más voluntarios de la sociedad civil se sumen a las organizaciones; y de ONG que quieren realizar estas acciones en otras localidades. En Argentina la gente es muy solidaria. A veces sólo se necesitan medios. Nosotros queremos ser ese medio siempre que podamos. Como fundación de responsabilidad social empresaria y Flecha Bus como empresa, estamos agradecidos por el reconocimiento y con grandes proyectos por delante para ir un paso más allá.
—¿Qué aprendieron en estos años con el micro solidario?
—Lo que aprendemos en una actividad tan dinámica como el transporte, es estar atentos no sólo al servicio sino también, estar atentos a lo que necesita la comunidad, y siempre abiertos a la escucha y al aprendizaje. Y por supuesto, a estar presentes. También entendemos que las alianzas nos fortalecen. La suma de esfuerzos colectivos supera las individualidades siempre.
Pan American Energy busca ser un promotor activo en el desarrollo de las comunidades en las que opera. Por ello, lleva a cabo acciones de triple impacto para crear valor económico, social y ambiental a través de la articulación público-privada. Su trabajo en Sustentabilidad se basa en cuatro ejes estratégicos: educación y cultura, salud y deporte, desarrollo local y ambiente. En el último año, con sus más de 100 programas, la compañía alcanzó a más de 300.000 personas.
Conocé más en pan-energy.com/sustentabilidad
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A propósito de ideas para ayudar a personas en situación de calle, la semana pasada contamos en una nota sobre #ElOtroFrío, una campaña recolecta sachets vacíos para elaborar protectores térmicos, y en la que participan personas privadas de su libertad (son quienes producen estos protectores). Leé el texto y entérate cómo podés colaborar.
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Para cerrar esta edición, te recomendamos otra nota de RED/ACCIÓN publicada en los últimos días y que nos recuerda la importancia del otro, del sentido de comunidad. Este texto escrito por Elizabeth Maier nos cuenta que tener claro el sentido de lo que hacemos ofrece una potente protección contra la soledad. ¿Por qué? "Los autores explicaron que muchas de las actividades que pueden brindar un sentido de propósito involucran la interacción con otros: esta sería la principal razón por las que encarar la vida de esta manera hace que sea menos solitaria", dice la nota.
La soledad se asocia con distintos problemas de salud. Por eso, compartir actividades con otros, es una manera de cuidarnos.
Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho.
Te mandamos un gran abrazo.
Juan y David