Ser o no ser - RED/ACCIÓN

Ser o no ser

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

La Inteligencia Artificial no solo amenaza con eliminar empleos, sino que puede llegar a cuestionar la identidad de muchos profesionales. Una oportunidad para los comunicadores que necesitan potenciar su capacidad de empatía y ofrecer a las organizaciones una mirada estratégica del problema.

Ser o no ser

Intervención: Marisol Echarri.

¡Buenos días! La Inteligencia Artificial no solo amenaza con eliminar empleos, sino que puede llegar a cuestionar la identidad de muchos profesionales. Una oportunidad para los comunicadores que necesitan potenciar su capacidad de empatía y ofrecer a las organizaciones una mirada estratégica del problema.

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Intervención: Marisol Echarri.

Resiliencia. La especie humana es experta en una cosa: identificar peligros y adaptarse para superarlos. Así llegaron hasta acá nuestros ancestros, sorteando heladas, inundaciones, incendios, pestes y hambrunas. Los antropólogos coinciden en que el secreto fue siempre el mismo: la colaboración. No bastó ser ágiles, fuertes o resistentes para sobrevivir. Los que prevalecieron fueron los más empáticos. Los que podían vivir en comunidad y eran capaces de cuidar a los chicos, los viejos y los enfermos. O sea, los buenos.

Nada nuevo bajo el sol. Cada generación estrena una nueva amenaza y a la actual, además del cambio climático —que es el Leviatán—, le toca enfrentar a la IA, ese monstruo invisible que parece salido de la imaginación de Ray Bradbury. Ya comentamos en otra edición de Comms una posible estrategia con la que los profesionales de la comunicación podrían enfrentar al algoritmo: más estudio de las disciplinas humanísticas, aprendizaje constante y cultivo de las relaciones interpersonales. En definitiva, parecernos lo menos posible a las máquinas.

En esa línea, la socióloga y escritora Tracy Brower propone algunos caminos complementarios que los comunicadores pueden convertir en aportes para las organizaciones en las que trabajan:

  • Enfatizar la identidad. Las profesiones y los oficios no sólo nos dan de comer: contribuyen a definirnos. Somos lo que hacemos. Los comunicadores pueden dimensionar la crisis de autoestima que viven las personas que se sienten desplazadas por la IA y desarrollar estrategias de motivación regenerativas que refuercen el sentido de identidad. Atenuar el miedo y motivar.
  • Desarrollar habilidades. Quizá en el futuro los comunicadores escriban menos. Y en cambio necesiten manejar nuevas estrategias para transferir contenidos y potenciar la motivación de sus públicos. Eso implica nuevas habilidades y, probablemente, un entendimiento mayor de cómo funciona el cerebro humano. ChatGPT podrá escribir con pulcritud pero no empatizar con su audiencia.
  • Construir comunidad. La tecnología vuelve más transaccional nuestro modo de relacionarnos en el trabajo. Y la virtualidad parcial que instaló la pospandemia potencia este fenómeno. Los comunicadores tienen la oportunidad de liderar el movimiento contrario: cohesión, tribu, sentido de pertenencia. Identificación de propósitos comunes, dinámicas de trabajo en equipo, rituales de celebración de logros.

Ser y pertenecer. Queremos más o menos lo mismo desde los tiempos en que cazábamos y recolectábamos en la sabana africana: sentirnos útiles y que la tribu a la que pertenecemos nos valore. Hay trabajo de sobra para comunicadores, sociólogos, filósofos y psicólogos. Empieza una nueva edad de oro para las humanidades.

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Tres preguntas a Molly S. Castelloe. Es una psicóloga y cineasta norteamericana, profesora de varias universidades. Es la autora del documental “Blind Trust: Leaders & Followers in Times of Crisis”, que le valió el Gradiva Award, en reconocimiento a la excelencia por la práctica de la psicoterapia.

—¿De qué manera surgió nuestra inclinación a cooperar, a trabajar juntos?
—Me interesa mucho comentar lo que dice la antropóloga y psicóloga evolutiva Sarah Blaffer Hrdy: que con las noticias diarias de violencia en los medios, es útil recordar que los humanos somos simios cooperativos, más que los chimpancés y otros primates. Está comprobado que nuestra inclinación por trabajar juntos surgió en las prácticas de crianza de nuestros antepasados ​​simios que vivieron hace unos millones de años. Este tipo de cooperación, el cuidado compartido de las crías de estos simios, fue el punto de inflexión que nos llevó a ser seres humanos emocionalmente modernos, capaces de reconocimiento y comprensión mutuos. Hay dos tipos principales de cuidado de primates desde la época del Pleistoceno o Edad de Hielo: la “cría cooperativa” característica de ciertos cazadores-recolectores africanos y el cuidado exclusivo de todos los demás simios, la crianza por un solo cuidador. Un simio materno que practica el cuidado exclusivo tiene más desconfianza de los demás miembros del grupo y es reacio a permitir que alguien más sostenga a su bebé o ayude a cuidarlo. Esta inclinación prevalece hoy en otros primates no relacionados directamente con la ascendencia humana.

—¿Cómo fue esta crianza cooperativa en el homo sapiens?
—La reproducción cooperativa en cierta línea de homo sapiens contribuyó a la protección de los bebés y a una mayor tasa de supervivencia. Lo que era útil para la supervivencia de las especies llevó a la selección de estos rasgos y se transmitieron a las generaciones futuras. Entre nuestros ancestros humanos, la cooperación y la buena voluntad de los demás se convirtieron en recursos vitales, porque se hicieron confiables en tiempos de escasez de alimentos, amenazas depredadoras o clima severo. El cuidado compartido significó una red ampliada de cuidadores que incluía a aquellos que no eran padres biológicos. Los niños de nuestras tribus ancestrales estaban integrados de forma segura en un espectro de relaciones personales de confianza no solo con la madre, sino también con los padres, hermanos, abuelos, pero también con aquellos que no estaban vinculados biológicamente. Se necesitó un pueblo para criar a los jóvenes entre los recolectores del Pleistoceno.

—¿Qué efecto tuvo en la estructura emocional del ser humano el cuidado infantil cooperativo?
—El cuidado infantil cooperativo fue un punto decisivo en la evolución humana. Esta rutina de cuidado compartido hizo que ciertos simios fueran “emocionalmente modernos” en comparación con otros simios como los chimpancés. Les dio una nueva forma de entender a los demás. Específicamente, condujo a una mayor capacidad para compartir estados de ánimo, dando a los simios humanos una aptitud para “leer la mente”, la capacidad de imaginar e identificarse con muchos otros. Los simios de la sabana africana comenzaron a sentir curiosidad por la intersubjetividad: las vidas subjetivas (los pensamientos y sentimientos) asociadas a cuidar a los demás. La investigación de Hrdy respalda la idea de que los bebés crecen emocionalmente a través de su relación con las madres y muchas otras personas, lo que a su vez afecta nuestra biología. Como descubrió el neurofisiólogo italiano Giacomo Rizzolatti, una neurona se dispara cuando un animal observa una acción realizada por otro, “reflejando” el comportamiento como si el mono observador fuera él mismo haciendo la acción. Este tipo de mimetismo cerebral juega un papel en la experiencia del sentimiento de empatía.

Las tres preguntas a Molly S. Castelloe se tomaron del artículo “The Evolutionary Origins of Empathy”. Para acceder al texto completo podés hacer click acá.

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Identidad. Que la IA se quede con el trabajo de alguien ya es suficientemente dramático. Pero que se quede con su identidad puede ser mucho peor. Este artículo sugiere que los avances del algoritmo pueden no sólo terminar con ciertas tareas hoy ejecutadas por humanos, sino poner en crisis su propia autoestima y su identidad profesional. Somos lo que hacemos: los médicos se definen por lo que hacen, curar gente. Y lo mismo pasa con los maestros, los periodistas o los arquitectos. Si una aplicación los reemplaza, su identidad misma entra en crisis. Una oportunidad para repensar el valor que representa una profesión u oficio para el ser humano y la necesidad de desarrollar una narrativa adecuada que los resignifique.

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Academia. El activismo corporativo no parece ser sólo una moda. Llegó para quedarse, aunque necesite de revisiones frecuentes para atenuar sus efectos distorsionantes. Este artículo publicado por la Universidad de Deusto, y ya comentado antes en Comms, revisa la historia y el concepto de activismo corporativo y, a la vez que reconoce su utilidad, pone de manifiesto algunas de sus desventajas: reacciones adversas de públicos que antes eran amigables con una marca y ahora se sienten atacados por su posición pública. Nada que pueda resolverse con una mirada superficial y una estrategia poco meditada. No es tiempo para frivolidades.

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Oportunidades laborales

Hasta acá llegamos esta semana. Todas tus ideas, propuestas o consultas son bienvenidas. Podés escribirme a [email protected]

¡Hasta el próximo miércoles!

Juan

Con apoyo de

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* El contenido de Comms no necesariamente representa la posición institucional del Círculo DirComs. El Círculo de Directivos de Comunicación (DirComs) es una asociación civil que busca promover el intercambio de conocimiento y experiencias entre los máximos responsables de comunicación corporativa, relaciones institucionales, asuntos públicos y gubernamentales de las principales empresas del país. *