Pa, viejo, papi, sea como sea que los llamemos, cada tercer domingo de junio celebramos su día y su rol en nuestras vidas. Funciona así desde 1958. La fecha original en Argentina fue el 24 de agosto, en honor al General Don José de San Martín, ya que ese día nació su hija Merceditas. Después de 1958 en Argentina, como en otros países latinoaméricanas, africanos y europeos, se terminó adoptando la fecha estadounidense.
En Estados Unidos, fue Sonora Smart Dodd, una mujer quien por primera vez decidió homenajear a su padre con un día especial después de haber escuchado un sermón por el día de la madre. Su padre, William Smart era un veterano de la guerra civil que había enviudado luego de que su esposa muriera dando a luz a su sexto hijo y había tenido que encargase de la crianza de todos. Fue esto lo que inspiró a Sonora a festejar su rol el 5 de junio, día de su cumpleaños. La celebración se fue instalando y se convirtió en festejo nacional en 1924 por el presidente Calvin Coolidge. En 1966, el presidente Lyndon Johnson trasladaría la fecha al tercer domingo de junio.
En el mundo, otros países eligieron otras fechas para celebrar el día del padre. En Rusia se festejó el 23 de febrero, en países como España, Bolivia, Italia o Croacia, se festejó el 19 de marzo, el día de San José, padre de Jesús.
Más allá de la fecha de las diferencias en la fecha de festejo, son muchas también las formas de paternidad, el día del padre no es igual para todos; hay infinidad de relaciones e historias particulares, y cada una merece ser homenajeada a su manera. Eso nos cuenta Delfina Montagna en la nota “Feliz día a los padres que nos regaló la casualidad (o lo que aprendimos de Poeta chileno y los padrastros)”.