Cada 17 de junio es el Día Mundial de la lucha contra la Desertificación y la Sequía declarado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1994 para fomentar la conciencia pública sobre este problema.
Cuando hablamos de desertificación nos referimos al resultado de un ciclo de degradación de la tierra como consecuencia de la sobreexplotación por parte de la agricultura, la forestación y la tala excesiva de suelos.
La organización Ecologistas en acción señala que, entre los factores que desencadenan este tipo de situaciones climáticas, se encuentran:
- La explotación insostenible de recursos hídricos que producen daños ambientales, como la salinización y el agotamiento de los acuíferos.
- La falta de cobertura vegetal en la zona.
- Actividades industriales cuya producción o desechos perjudican el suelo.
En la actualidad, la sequía afecta la vida de más de 2.600 millones de personas en el mundo, según datos de las Naciones Unidas. A su vez, la misma agencia señaló que se pierden 12 millones de hectáreas por año por este problema.
En Argentina, por ejemplo, nos afectó de lleno con la peor sequía registrada en los últimos 60 años. De hecho, una de las principales causas fue el fenómeno climático de “La Niña” que comenzó en 2020 y se extendió hasta abril de este año.
Como consecuencia, los productores de soja, trigo, maíz, sorgo, entre otros, no pudieron generar la cosecha que proyectaban y la situación provocó pérdidas económicas cercanas a los $20 mil millones de dólares para el sector y unos $3,9 mil millones para el Estado en materia de retenciones, según informó Chequeado.
En paralelo, la falta de ingresos en dólares por el sector agroexportador, más un contexto económico en el que la divisa tuvo subidas inesperadas y la escasez de la moneda internacional en el Banco Central, complicaron la economía nacional.
El cambio climático nos está afectando en en aspectos que antes no percibíamos. Por eso mismo, en este día es muy importante concientizar sobre el tipo de producción que se lleva adelante en el país, los métodos, los productos utilizados y las políticas ambientales necesarias para prevenir que la situación empeore y evitar que se continúe perjudicando la economía nacional y la vida de las comunidades cercanas a los suelos arrasados.