El recambio de colecciones constante que realizan las marcas genera un efecto de tendencias pasajeras que nos incentiva al sobreconsumo. Y así, entramos en una rueda que no deja de girar, empresas que producen de más, consumidores que consumimos de más y productos que duran menos. Pero ahora, el Consejo de la Unión Europea, que representa a 27 Estados, acordó prohibir la destrucción de textiles y calzados no comercializados, lo que obligará a las tiendas a darles un nuevo uso.
El informe sobre la estrategia de la Unión Europea para la circularidad y sostenibilidad de los productos textiles del Parlamento Europeo subraya que “debe promulgarse una prohibición de la destrucción de productos textiles no vendidos y devueltos a escala de la Unión, y considera que es esencial disponer de información exhaustiva que permita supervisar la prohibición de la destrucción de productos textiles no vendidos, de conformidad con la revisión del Reglamento sobre diseño ecológico”.
Pero, ¿qué significa esto? Las marcas ya no van a poder vender el stock de prendas no vendidas, una práctica que desafortunadamente es bastante usual en la industria. Con esta medida, las empresas se verán obligadas a buscar alternativas de reutilización o reciclaje, alternativas que no contribuyan a los patrones insostenibles de sobreproducción y sobreconsumo.
Y tiene sentido, después de todo el sector de la industria textil es uno de los más contaminantes del mundo. Desde la perspectiva Europea, es la cuarta industria con mayor impacto en el cambio climático después de las de los alimentos, la vivienda y la movilidad. Según un informe de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria, la producción textil mundial se duplicó entre 2000 y 2015, mientras que la vida útil de las prendas de vestir disminuyó un 36 % en ese mismo período.
A esa sobreproducción de prendas de manera masiva a un costo bajo y en poco tiempo la llamamos fast fashion o moda rápida, un modelo de producción que afecta al ambiente y muchas veces a la mano de obra injustamente remunerada. “Que la moda rápida pase de moda” se lee en el documento estratégico de la UE que incentiva la moda lenta, impulsando además la creación de un “pasaporte digital” que mostrará la sostenibilidad de un producto y nos permitirá conocer cómo fueron hechas las prendas, por quién, y de dónde son sus materiales, entre otras cosas.
La nueva medida permitirá a los consumidores conocer de dónde vienen los productos que adquieren y tomar decisiones conscientes acerca del impacto que tiene su consumo. Aunque la nueva regulación se aplicará a los países miembros de la Unión Europea, es un avance a nivel global que puede extenderse a otras partes del mundo.