Hace un tiempo se puso de moda la idea de “soltar” todo aquello que nos hace mal o no funciona. ¿Te pasó alguna vez que alguién te dijo “soltá hermana”, “dejá de darle vueltas al asunto”, “si no te suma, resta”?, frases célebres de los consejeros seriales si las hay.
Sin embargo, en algo tienen razón: la acción de “soltar” busca dejar de sostener algo a lo que le dedicamos mucho esfuerzo, tanto que se vuelve de alguna manera negativo para nuestra salud mental o física.
Soltar lleva una cantidad de tiempo que no puede determinarse en un período específico ya que, el proceso de dejar ir un vínculo laboral, amoroso, de ocio o de amistad es independiente de cada persona.
Entonces, el acto de soltar los vínculos puede implicar el comienzo desde cero, descubrir algo nuevo y salir de la zona de confort. Se puede decir que esa es una de las tantas razones por las que cuesta tanto “dejar ir”, pero no la única.
Según la psicología, el cerebro se acostumbra a una rutina que le genera placer y con tal de permanecer en ese estado, es capaz de encontrar placer en el displacer: algo que sucede cuando se sostienen relaciones que son necesarias soltar.
Del lado de la filosofía, Baruch Spinoza (uno de los grandes racionalistas del siglo XVII) señala que tendemos a pensar que tenemos el control de nuestras acciones y pensamientos, pero en realidad no es así.
El filósofo define que esa idea es algo parecido a tener la libertad de elegir qué es lo que queremos pensar cuando lo deseamos. Sin embargo, para Spinoza “la libertad es como el libre albedrío, se opone a la idea de necesidad y determinismo” de cada persona. Por ende, no podemos controlar los pensamientos y emociones en su totalidad.
Además, Spinoza sostiene que “si todo lo que sucede en el universo ocurre según la cadena necesaria de causas y efectos, no tendría sentido hablar de libre albedrío”. En otras palabras, si se decide cortar algo de raíz, no necesariamente se dejará de sentir la ausencia, la tristeza y todas las emociones necesarias al otro día porque simplemente es lo que se decide.
Asimismo, el influencer @eiomoldavsky habló de la idea de “soltar” en su cuenta de Instagram y señaló que, “según Spinoza, el problema surge del recuerdo que nos hace querer volver a ese momento en el que fuimos felices porque ese estado nos hace perseverar en nuestro ser”.
Entonces, las reflexiones de ambas perspectivas pueden desembocar en la idea de que, aunque soltar implica dejar de vivir aquella felicidad (que ya no existe en su totalidad) y traiga consigo tristeza, es la única manera de avanzar.
Dicho de otra manera: dejar de sostener el displacer para someternos a un estado que parece insoportable es necesario para construir nuevos vínculos que generen en nosotros una nueva forma de felicidad.