¿Hay una relación entre el bullying y el suicidio adolescente? - RED/ACCIÓN
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¿Hay una relación entre el bullying y el suicidio adolescente?

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

El acoso escolar es un fenómeno al cual no podemos ser indiferentes. Hay cifras que nos sugieren que el bullying deja un terreno fértil para el suicidio.

¿Hay una relación entre el bullying y el suicidio adolescente?

Intervención: Marisol Echarri.

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¡Buenos días! El acoso escolar es un fenómeno al cual no podemos ser indiferentes. Hay cifras que nos sugieren que el bullying deja un terreno fértil para el suicidio.

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Intervención: Marisol Echarri.

Hace dos semanas te contábamos que el 1 de junio es la fecha elegida en Chascomús (y también en otros rincones del país) como el Día de la Prevención del Suicidio Adolescente. La fecha es en homenaje a Tadeo, un joven adolescente argentino que nació, precisamente, un 1 de junio. Hoy queremos hablar de un fenómeno recurrente y que puede propiciar el suicidio en esta franja etaria: el bullying.

Hace tiempo se habla de bullying en edad escolar. Ahora nos empezamos a pregunta: ¿hay una relación entre el acoso y el suicidio?

Hay investigaciones que señalan que el 70 % de los estudiantes adolescentes con ideas suicidas sufrió maltrato en el colegio. Es una cifra muy significativa.

El promedio diario de personas que se quita la vida en nuestro país cada día es de 8. De estas, 4 o 5 tiene entre 14 y 26 años. Pareciera que las situaciones de bullying generan un terreno fértil para este tipo de pensamientos: generan sentimientos de desesperanza, tristeza, indefensión, angustia, apatía, enojo, desamparo, rabia… Todos sentimientos que parecen hacernos creer que no hay salida.

Es cierto que las ideas suicidas responden a factores muy variables. A veces un pensamiento que se cruza, a veces uno que vuelve. A veces es un deseo expreso, a veces no. A veces se planifica, a veces no. Los factores de riesgo para ideación suicida son principalmente tres: la soledad y el aislamiento social, problemas de autoestima, y sintomatología depresiva.

La depresión es posiblemente el más influyente de estos factores. Y precisamente, el acoso escolar suele relacionarse con esta sintonomatología. A su vez, la autoestima, la evaluación que tiene una persona de sí misma, que se construye a lo largo del tiempo, se deteriora ante situaciones de bullying. Al mismo tiempo, el acoso lleva al aislamiento: alguien dijo que nadie quiere estar cerca de las víctimas, de quienes sufren acoso. Quienes sufren bullying ven achicarse o desaparecer sus círculos de amigos.

Hay estudios que dicen que el bullying aumenta el 50% de quitarse la vida en varones y 30% en mujeres. Una razón más para preocuparnos por el acoso escolar.

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Cuatro preguntas a María Zysman, psicopedagoga y directora de la organización Libres de Bullying, que busca ofrecer a la comunidad herramientas para prevenir, detectar e intervenir en situaciones de bullying en el ámbito escolar [Por David Flier].

—¿Cómo dirías que evolucionó el bullying y el cyberbullying a partir de la pandemia?
— Muchos más chicos y chicas estuvieron hiperconectados y esa hiperconexión generó más posibilidades de agredirse, ningunearse, excluirse. Y que eso repercutiera luego en la presencialidad. Por otra parte, creo que la angustia que se pudo haber generado y viven aún los chicos y chicas aparece en el trato entre ellos. Hay una necesidad de reforzar los vínculos establecidos en esos dos años y que luego no se conocen del todo. Hoy, en la presencialidad se tolera menos al otro.

—¿Cuál es la principal preocupación que tienen hoy en la Libres de Bullying en relación con estas problemáticas?
— La principal preocupación tiene que ver con qué pasa con la figura de los adultos en la prevención detección del bullying. Vemos mucha impaciencia e irritabilidad en adultos. Vemos falta de confianza entre familias y docentes. Los chicos están cada vez desde más pequeños armando grupos sin tener del todo claro qué es la grupalidad. Me refiero a niños muy chiquitos de 7-8 años en grupos de WhatsApp que generan vínculos que no son del todo vínculos, y que después se traslada a otros ámbitos como la escuela o el club. Lo que más vemos es un destrato grave a nivel verbal, que no llega a ser del todo bullying, pero vemos un destrato de todos contra todos. Palabras que creíamos desterradas del vocabulario, como down, mogólico, trans, gay, se siguen diciendo. Los chicos están excluyéndose, poniendo condiciones para pertenecer, manipulando grupos para que alguien pertenece.

—¿Cuáles son los mayores desafíos que tienen los padres y madres hoy para prevenir y/o tratar el acoso escolar?
—El mayor desafío para los padres es revisar las propias conductas, ver en qué cada uno de nosotros humillamos, desvalorizamos, transmitimos modelos de éxito que no están buenos. Hay que revisar nuestra ética digital para luego trabajar con los chicos y que ellos lo manejen de la mejor manera. Tenemos naturalizadas ciertas prácticas cotidianas de desprecio a otros, de falta de solidaridad. De falta, no sé si de empatía, sino de saber qué hacer cuando uno empatiza. A veces hay que pensar acciones concretas cuando me identifico con el dolor del otro. ¿Cómo pido ayuda? ¿Cómo enseño a mis hijos que si me piden ayuda voy a responder en función de eso, de mi rol?

—¿Creés que los docentes cuentan hoy, en general, con herramientas para intervenir en estas situaciones?
—Algunos docentes ven esto como problemas que les competen y hay otros que no, que creen que es cosa de chicos, o que no tienen las herramientas, o que se las tendrían que proveer a modo receta. Hay muchos comprometidos, algunos intervienen apenas ven un gesto discriminatorio en su aula. Entiendo que muchas veces no se respetan los procesos del tiempo de intervención. La prevención es un trabajo de todo el tiempo y de conjunto entre docentes, no docentes, directivos, equipos de orientación, junto con las familias. Tiene que ver con mirarse para adentro. Y tiene que ver con el modelo que damos como adulto y cuán consistentes somos para que vengan a pedirnos refugio y qué hacemos cuando esto sucede. Es un trabajo pedagógico de la pedagogía formal y a nivel educativo comunitario.

Un mensaje de

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Hay más organizaciones que hacen un trabajo extraordinario combatiendo el bullying. Una de ellas es el Equipo Anti Bullying Argentina (ABA), de quien hablamos en esta edición anterior de OXÍGENO dedicada al bullying. “Sin público no hay espectáculo. El bullying es sinónimo de un grupo que no está funcionando y en este grupo los terceros son un factor de mantenimiento”, nos contaba entonces Candelaria Irazusta, psicóloga y fundadora de ABA.

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Queremos compartirte una historia que conocimos hace pocos días y que nos oxigena. Es la de Ramona, una mujer de 46 años que vive en Suncho Corral, Santiago del Estero. Esta zona presenta mucha pobreza y un sistema de salud con muchas deficiencias. En el 2022 ella comenzó a sentir mareos y sus brazos tenían diferente presión. Sin embargo, al tener otras patologías de base, identificar la causa resultó muy complicado. Tras varios estudios pudieron llegar a la conclusión de que se trataba de una estenosis subclavia, una obstrucción poco reconocida y generalmente sintomática de las arterias colocadas bajo la clavícula. Para su tratamiento, se necesitaba un stent.

Ramona trabajaba hasta entonces como como voluntaria de la organización Haciendo Caminoen el Programa Embarazadas donde brindaba charlas para madres en el centro de Suncho Corral. Y como todo lo que se da vuelve, gracias a la colaboración de médicos voluntarios de la organización, ella no solo fue diagnosticada, sino que se le proveyó el stent que le permitió mejorar su calidad de vida. Qué hermoso cuando aparece tanta generosidad ante la necesidad.

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Y cerramos esta edición con otra historia, que compartimos en los últimos días en RED/ACCIÓN. Un homenaje a las enfermeras y enfermeros en su día, que fue el último viernes, 12 de mayo. Ese día, publicamos una entrevista a Lidia Aguilar, una enfermera formoseña que nunca olvidó su origen humilde. Y que creó una agrupación con la cual ha viajado casi 30 veces al Impenetrable Chaqueño, para brindar asistencia sanitaria, alimentos, útiles escolares y talleres de prevención de la salud.

Podés leer su historia acá.


Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho.
Te mandamos un gran abrazo.

Juan y David