La ansiedad no es necesariamente algo malo, ya que sirve para activar el sistema de alarma frente a una amenaza inmediata y nos motiva resolver problemas con anticipación. Sin embargo, si la preocupación es continua, abrumadora, no está necesariamente ligada a un evento y se siente como si se va de las manos, termina interfiriendo en la calidad de vida.
Si los síntomas como preocupación exagerada e implacable, inquietud, fatiga, irritabilidad, dificultad para concentrarse, insomnio, tensión muscular, dolores de cabeza, dolor de estómago, dificultad para respirar, mareos o sofocos persisten durante varias semanas es fundamental consultar con un psicoterapeuta o médico psiquiatra, recomienda HealthDay.
No obstante, previo a eso, los pensamientos ansiosos y negativos ligados a un acontecimiento pueden afectar nuestra capacidad de concentrarnos, trabajar y descansar. “Los pensamientos acelerados aparecen rápidamente, uno tras otro. Pueden referirse a un tema o a varios. Una persona puede oírlos como una voz que no puede ignorar o como ruido de fondo en el cerebro”, describe Medical News Today.
Los expertos llaman estilo rumiativo a este mecanismo cognitivo de afrontamiento y se caracteriza porque la persona focaliza la atención en los aspectos difíciles o negativos de una manera repetitiva y pasiva, precisa un estudio publicado en la Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría.
Por eso, “cuando los pensamientos acelerados se apoderan de tu mente, no puedes mantener la concentración y te sientes atrapado", los siguientes cinco consejos pueden ser de ayuda, de acuerdo a las sugerencias de la psicóloga estadounidense Fairlee Fabrett en un artículo del Blog de salud de la Universidad de Harvard.
Darse permiso
Los pensamientos ansiosos o la rumiación suelen generar un círculo vicioso que incrementa la ansiedad. Como escape, Harvard recomienda darse permiso para experimentarlos. "Reconozca que los pensamientos acelerados son solo ruido, es lo que a veces hacen nuestras mentes, y eso está bien. Esto te da una sensación de control para que no te sientas impotente”, señaló Fabrett.
Ser consciente
Practicar mindfulness o atención plena puede ayudar a cambiar los patrones de pensamiento ansioso. Por ejemplo, la técnica de respiración que te mostramos en esta nota. Fabrett sugiere practicar este tipo de ejercicios en momentos en los que la mente está calma para desarrollar la habilidad antes de necesitarla.
Distraerse
"Tan pronto como te des cuenta de que te preocupas de nuevo o piensas en las cosas una y otra vez, haz un comentario interno para ti mismo, como 'aquí voy de nuevo, con mi lista de pensamientos que nunca termina'", propuso Fabrett. A continuación, tomar una decisión consciente de hacer otra cosa, como leer, escuchar música, hacer ejercicio o llamar a un amigo.
Moverse
La actividad física es un remedio útil para calmar la ansiedad. Por ejemplo, hacer una serie de flexiones de brazos, 10 saltos, caminar cinco minutos o hacer las tareas del hogar, enumera Harvard "No solo ayudan a romper el ciclo de pensamientos acelerados, sino que le dan a su mente algo más en lo que concentrarse", señaló Fabrett.
Programar el tiempo de preocupación
A veces es bueno dejar que la rumiación siga su curso, por lo que no es mala idea programar una cantidad de tiempo limitada para preocuparse. “Cuando se presenten pensamientos acelerados de ansiedad, reconózcalos, pero dígase a sí mismo que ahora no es momento de preocuparse y que se ocupará de ellos más tarde. Luego, en un momento fijo de su elección, no haga nada más que explorar esos pensamientos y trabajar con ellos”, aconseja el artículo.
Con todo, Medical News Today advierte que “muchas enfermedades mentales pueden provocar pensamientos acelerados, por lo que es esencial consultar a un médico para su diagnóstico y tratamiento”.