En el 2015, 16 mujeres embarazadas y 28 bebés recién nacidos murieron en Sempu, un subdistrito de Banyuwangi, en el este de la isla de Java, Indonesia. Aquella zona siempre se caracterizó por tener durante los años previos los índices más altos de muertes maternas y neonatales (en el parto o con pocos días de vida). Y el récord del 2015 en Sempu, que tiene una población de poco más de 86.000 personas, potenció la preocupación.
Durante los siguientes seis años (2016-2021), la mortalidad de embarazadas se redujo a cero y la de bebés recién nacidos o con poco tiempo tras su nacimiento bajó a dos (ambos casos en 2019). ¿Cómo logró Sempu un cambio tan drástico? Mediante una estrategia centrada en emplear a vendedoras de vegetales a domicilio, quienes, a bordo de sus motos, se encargaron de detectar casos de embarazos de riesgo entre las clientas que visitaban en medio de una zona de selva y montaña.
“Hacíamos nuestro mejor esfuerzo, pero aun así teníamos los peores índices del mortalidad materna e infantil del país”, cuenta vía email, desde Indonesia, Hadi Kusairi, quien es el encargado del centro público de salud de Sempu.
En el 2015, en el distrito de Banyuwangi, que tiene 1,6 millones de habitantes y es uno de los 25 de la provincia de Java del Este, hubo 25 muertes maternas y 167 defunciones neonatales. Ese mismo año, en toda la provincia 567 mujeres murieron en el embarazo o en el parto, y cerca de 5.000 niños fallecieron al nacer o a los pocos días. Eran los peores índices a nivel nacional y Sempu, como se dijo, era el subdistrito con la situación más preocupante.
La mayor parte de esas muertes fueron el resultado de embarazos riesgosos. El desafío, entonces, era educar a mujeres de áreas rurales sobre los factores que aumentan los embarazos de riesgo (como la edad muy joven o muy avanzada de la madre, enfermedades de salud preexistentes o sobrepeso). En Sempu, donde hay unos 1.000 embarazos anuales, las mujeres viven en zonas aisladas de montaña o selva, a las cuales es difícil acceder.
“Nos dimos cuenta de que solo podríamos abordar este problema con éxito si diseñábamos un enfoque que incluyera a la comunidad y que fuera aceptado por esta”, suma Kusairi. Él detalla que junto con su equipo buscaron ganar la confianza de figuras clave locales (el consejo de la aldea, el jefe de la aldea y los líderes religiosos) y empoderar a los trabajadores de la salud de la comunidad para que colaboraran con la iniciativa.
Pero, especialmente, el programa Pemburu Bumil Risti contó con un actor estratégico: las vendedoras de vegetales, que iban a domicilio en zonas rurales. Fueron elegidas por cumplir distintos criterios funcionales, como el hecho de que recorren todas las aldeas de la zona, que tienen contacto directo y una interacción diaria con las mujeres de cada casa (las encargadas de las compras) y que casi en su totalidad sabían usar teléfonos, en su gran mayoría teléfonos inteligentes.
Desde el Gobierno crearon un grupo de WhatsApp en el cual las vendedoras podían reportar casos de embarazos de riesgo. Además, se estableció un esquema de incentivos para aquellas vendedoras identificaran con éxito estos casos.
Fue así que entre noviembre del 2016 y del 2019 un equipo de vendedoras reportó 117 casos de mujeres embarazadas de riesgo en una zona de tres aldeas alrededor del centro público de salud de Sempu. Además, las visitas de embarazadas para realizarse controles subieron del 87 % en 2013 al 100 % en 2019.
Hoy en día, el programa cuenta con un mapa que permite ubicar a mujeres con embarazos de riesgo en las aldeas abarcadas por el centro de salud.
Una de las lecciones aprendidas, según recoge el informe Reducing Maternal and Infant Mortality through High Risk Pregnancy Seekers del Observatorio del sector de innovación pública es que el trabajo de voluntarios ha potenciado el de trabajadoras de la salud, en este caso parteras.
Desafíos y trabajo en red
“Uno de nuestros más grandes desafíos es mantener el número de trabajadores comunitarios entrenados y comprometidos, en especial las vendedoras de vegetales, que funcionan activamente detectando casos de embarazos de riesgo. Necesitamos poder proveerles una compensación económica suficiente para que sigan motivadas”, reconoce Kusairi. Dice que para evitar que muchas vendedoras abandonen el programa es fundamental, justamente, la búsqueda permanente de financiación para ofrecerles una compensación económica por sus servicios. Además, agrega que capacitar en esta tarea es algo que lleva un largo proceso.
El centro público de salud de Sempu no solo se relaciona con las vendedoras, sino también con los Gobiernos de tres aldeas para que le provean recursos económicos.
“Nuestro centro de salud comunitario opera bajo la supervisión de la oficina regional de salud y del Gobierno regional. Es clave mantener la comunicación fluida. A medida que el programa ha avanzado hemos recibido cada vez más soporte de estos organismos”, señala el director del centro de salud. El programa también ha recibido apoyo del Ministerio de Salud de Indonesia
Además, para promover la innovación, el centro público de salud de Sempu también trabaja con medios locales y asociaciones de parteras.
Premios y réplicas
Como resultado del éxito que tuvo en Sempu, este programa fue replicado en 44 centros de salud de todo el distrito de Banyuwangi. Además, más de 80 Gobiernos locales y agencias visitaron Sempu para observar el modelo. “Desde el distrito nos pidieron compartir estrategia; también fuimos invitados a muchos foros y supervisamos la implementación del programa en otros centros de salud; abrimos la puerta a otras instituciones que estuvieran dispuestas a venir y ser testigos de cómo trabajamos aquí en Sempu”, dice Kusairi.
Además, el trabajo de Sempu fue seleccionado entre los 10 programas innovadores por la Red de Información de Servicios Públicos del Gobierno de la provincia de Java del Este.
Fue uno de los muchos reconocimientos que el programa obtuvo en los últimos años. En el 2018, por ejemplo, desde Sempu fueron invitados a un encuentro de la región Asia-Pacífico para compartir su experiencia, y fueron premiados como la “innovación más interesante”. Además, miembros del centro de salud de Sempu representaron a Indonesia en los Premios de Servicio Público de Naciones Unidas en 2020 y 2021.