Para algunos, hablar de payasos remite a fiestas infantiles, colores, diversión y risa. Pero para un porcentaje no menor de infancias y adultos, estos personajes no son para nada graciosos. De hecho, existe una palabra para definirlo: coulrofobia, la aversión exagerada a los payasos y mimos.
La Asociación Estadounidense de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) lo define como un miedo excesivo, persistente e irracional, por lo que las situaciones en las que pueden encontrarse payasos, como cumpleaños o circos, a menudo se evitan o se soportan con intensa ansiedad o angustia.
El fenómeno es ampliamente reconocido entre expertos y los estudios indican que este está presente en muchas culturas diferentes, precisa un artículo en The Conversation. “Sin embargo, no se entiende bien”, advierten los autores Sophie Scorey, James Greville, Philip Tyson y Shakiela Davies.
Por eso, el equipo de investigadores en psicología se propuso entender cuán frecuente es esta fobia y cuáles son sus causas. Para ello, unas 987 personas de entre 18 y 77 años de diferentes países completaron una encuesta publicada en Frontiers in Psychology en la que se vio que:
- El 53% de los participantes tenía miedo de los payasos.
- El 5% dijo que les tenían “extremo miedo”, incluso más que a las agujas, los animales, las alturas, entre otras fobias frecuentes.
- La coulrofobia es más común en mujeres.
- Suele disminuir con la edad.
Joaquin Phoenix en ‘Joker: Folie à Deux’, secuela de la película de 2019 que se estrenará en 2024.
Ahora bien, ¿en qué momento pasa de ser un artista que trabaja para entretener y divertir a ser un personaje de película de terror? Para comprender el misterio, los investigadores realizaron una segunda encuesta al 53% de los participantes que habían admitido el miedo.
Los hallazgos resultaron interesantes. Algunas de las explicaciones fueron que:
- el maquillaje los hace parecer no humanos y oculta gestos y emociones verdaderas
- sus rasgos exagerados resultan amenazantes
- su comportamiento impredecible asusta
- el color rojo de su maquillaje y atuendo remite a la sangre, heridas y muerte
- el miedo fue aprendido de otras personas cercanas en la infancia
- habían tenido una mala experiencia con un payaso
- habían visto las representaciones terroríficas de personajes en películas y otros consumos.
Con todo, el factor más influyente que notaron fue que su caracterización oculta emociones. Para muchos “el miedo a los payasos se deriva de no poder ver sus expresiones faciales debido a su maquillaje. No podemos ver sus caras ‘verdaderas’ y por lo tanto no podemos entender su intención emocional. No ser capaz de detectar lo que está pensando un payaso o lo que podría hacer a continuación nos pone nerviosos cuando estamos cerca de ellos”, escribieron los investigadores.
En definitiva, la coulrofobia hace evidente que la desconfianza y el miedo son hermanos, que nos agrada aquello que es cierto y predecible, que nos sentimos en terreno seguro cuando el otro se expone tal cual es y que es humano querer ver sus emociones.