Vender futuro: el desafío de la política en un año electoral - RED/ACCIÓN

Vender futuro: el desafío de la política en un año electoral

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

La Inteligencia Artificial desafía a los profesionales de la comunicación, que oscilan entre el optimismo y la preocupación por el futuro de sus trabajos. Además de la obviedad de ser early adopters y mantenerse actualizados, la clave parece estar en desarrollar habilidades que están más cerca de las humanidades que de las ciencias.

Vender futuro: el desafío de la política en un año electoral

Intervención: Marisol Echarri.

¡Buenos días! A cuatro meses de las PASO, los candidatos van perfilando sus propuestas narrativas a una sociedad que se interesa cada vez menos por la política. Sus asesores tantean el humor social con la esperanza de encontrar sintonía en votantes cuyas preferencias son todavía una incógnita.

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Intervención: Marisol Echarri.

Relato. En la Argentina, a la gente le preocupan dos cosas: la inseguridad y la economía. Punto. Lo dicen las encuestas cuantitativas y lo confirman las cualitativas: miedo a que me roben, miedo a que me maten, frustración por no llegar a fin de mes, angustia por la inflación. Un escalón abajo, el desempleo. Y mucho más atrás, el resto: la crisis de la educación, la pobreza, la corrupción, los políticos, el narco, los impuestos, el acceso a la vivienda, los planes sociales, el cambio climático, el conflicto mapuche y todo lo que la imaginación quiera mencionar. Pero lo que importa de verdad son sólo dos cosas. Nada más.

Mientras, en una realidad paralela, Horacio Rodríguez Larreta anunció que las elecciones locales y nacionales en CABA se harían en urnas y con boletas distintas. Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal lo interpretaron como alta traición y Mauricio Macri lanzó un tweet lapidario: “Qué profunda desilusión”. Martín Lousteau y Elisa Carrió, por su lado, salieron a partir lanzas por HRL y la grieta dentro de Juntos por el Cambio quedó expuesta. En ese contexto, Aníbal Fernández ignoró el principio napoleónico que dice “cuando tu enemigo se esté equivocando, no lo interrumpas” y declaró que si la oposición gana las próximas elecciones habrá “sangre y muertos” en las calles. Los adictos a las noticias todavía no salían de su asombro cuando Javier Milei invitó a Bullrich a competir en una interna con él. Todo en un puñado de días. De la inseguridad y de la economía, ni mención.

Con el mes de abril ya avanzado, empieza a vislumbrarse el eje discursivo de cada facción política. Aunque seguramente habría ajustes en los próximos meses, cuando se terminen de definir los candidatos, en un alarde de simplificación, hoy suenan así:

  • El kirchnerismo. Todavía sin norte, por ahora sólo esboza una propuesta autorreferencial: que vuelva Cristina. Operativo clamor, a ver si reconsidera su renunciamiento, decide ser candidata y neutraliza con su sola voluntad la proscripción de la que es víctima. El sujeto no es la gente, es Cristina. Y sólo le habla al convencido. Síntesis: luche y vuelve.
  • El peronismo. Casi sin ideas, la propuesta luce modesta: que todo siga igual. Nuestro diferencial es la gobernabilidad. Somos nosotros o el abismo. Es lo que quiso decir Aníbal Fernández cuando aludió a la sangre y los muertos. Le habla al que tiene algo que perder y prefiere que no hagan olas. Conservadurismo extremo. Síntesis: no al estallido. Esa es nuestra oferta.
  • Rodríguez Larreta. De la marca Juntos por el Cambio, el jefe de Gobierno parece encarnar el “juntos” mientras que su contrincante se apodera del “cambio”. Énfasis en el cómo —con acuerdos, sin grieta— y poca claridad sobre el qué o el para qué. Le habla al convencido de que la polarización es la causa de nuestros males. Síntesis: juntos, después vemos a dónde.
  • Bullrich. O somos el cambio o no somos nada. Firmeza, decisión, coraje. Enfrentar a las mafias, al narcotráfico, a los piqueteros que cortan las calles, a los pseudo mapuches. Al que se ponga delante, al que se resista a cambiar. Le habla al que va perdiendo la paciencia y quiere orden. Foco en la seguridad, uno de los temas que más duele. Síntesis: el cambio, como sea.
  • Milei. Si Bullrich quiere el cambio, lo mío es la revolución. No sólo cambiar algunas piezas: patear el tablero, poner nuevas reglas y empezar de nuevo. No está claro cómo, con qué recursos, con qué grado de consenso. Le habla al indignado, al que, perdido por perdido, está dispuesto a casi cualquier cosa. Foco en la economía, el otro punto sensible en la opinión pública. Síntesis: cambio radical, a todo o nada.

El kirchnerismo propone jugar un juego de otros tiempos: el de Néstor, el de 2003. El peronismo, mantener las piezas más o menos donde están. HRL, consensuar con varios qué juego vamos a jugar. Bullrich, cambiar casi todas las piezas, de prepo. Milei, directamente patear el tablero y jugar un juego distinto, con reglas puestas por él. Para todos los gustos, de todos los colores.

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Tres preguntas a Giovanni Corazza. Es un académico italiano, profesor de la Universidad de Bolonia. Es el creador del Instituto Marconi, dedicado a promover la creatividad. Está enfocado en explicar por qué la creatividad es indispensable para personas y organizaciones, especialmente en la era de la automatización.

—¿Cómo se logra el pensamiento creativo? ¿Qué es pensar “out of the box”?
—A veces, fácil significa difícil. Más de una vez nos dieron una tarea en teoría fácil que era difícil de hacer para nosotros, y eso nos frustró. Yo sentí eso cuando empecé a tomar clases de canto y mi profesor me dijo que respirara con el diafragma. Parece fácil pero me resultó difícil, y es el secreto de los grandes cantantes. Es lo mismo que cuando tu jefe te dice que pienses “out of the box” y propongas ideas creativas, innovadoras. Parece fácil, pero no lo es. Hay que practicar. ¿Por qué salir de la caja? Porque adentro nos sentimos seguros, estamos de acuerdo con los demás. Vivimos en red, y de alguna manera poseemos todos la misma información. La clave está en qué hacemos con eso que sabemos. Salir de la caja no es un lujo, es una necesidad como seres humanos. Es lo que hará que hagamos un aporte, que vivamos con dignidad. ¿Y de qué caja hablamos? No es de nuestra mente —no podemos pensar fuera de ella—, sino de un límite que tenemos dentro de nuestra mente: un límite entre lo que sabemos y aquello en lo que no hemos pensado todavía.

—¿Cómo se compone nuestro pensamiento?
—Nuestra mente es un fenómeno emergente dentro de un mecanismo complejo, que es el cerebro. Empezamos con condiciones iniciales que es nuestra herencia genética, y condiciones que nos limitan, que es el ambiente, y luego experiencias indirectas: años y años en escuelas y universidades para aprender lo que otras personas pensaron, descubrieron y crearon. Y luego tenemos nuestra propia experiencia directa: nuestros éxitos y nuestros fracasos que nos hacen ser quienes realmente somos. Todo ese edificio complejo nos hace sentir seguros, y lo que está afuera es invisible para nosotros. No sabemos qué hay ahí. Por eso nos encontramos con que lo que es necesario para nuestra dignidad es a la vez difícil de hacer. Pero es necesario salir de la caja.

—¿Qué es la “información divergente”?
—La realidad está ahí fuera para que la percibamos. Tenemos muchas ideas que son información convergente. Cuando pensamos en algo específico, pensamos en cómo debería ser eso: pensamos en especificaciones porque es el modo en que las cosas siempre fueron. Pero si queremos pensar fuera de la caja tenemos que agregar algo distinto: algo que parece que está mal, que es absurdo, que aparentemente no es relevante, algo que nos lleva más lejos. Eso es lo que llamamos “información divergente”. Necesitamos un poco de eso para desafiar nuestra mente y llevarla a algo en lo que no pensó antes. Ese es el mecanismo esencial que nos lleva a un lugar desconocido, sin dirección predeterminada. Eso puede llevarnos al sentimiento de que tenemos que volver inmediatamente a un lugar seguro, dentro de la caja. Hay que resistir esa tentación y valorar el pensamiento de más duración. Las ideas brillantes no llegan rápidamente. Como cuando se escucha música o un poema: no se juzga una nota o un verso, sino el conjunto. Hay que esperar a que se arme un concepto complejo, con ideas asociadas, combinadas. Hay que aplicar ideas a áreas a las que antes no se habían aplicado, y de ahí sale lo distinto.

Las tres preguntas a Giovanni Corazza se tomaron de la presentación “Creative thinking. How to get out of the box and generate ideas” dada en el contexto de TEDxRoma. Para acceder a la charla completa podés hacer click acá.

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Podcasts. Públicos variados y múltiples maneras de llegar a ellos. Los especialistas sopesan pros y contras de cada canal para ser más efectivos y relevantes. Este artículo de Katie Larason se enfoca en el potencial que muestran los podcasts como herramientas para llegar a los estudiantes universitarios. Una lógica imbatible: en cierta manera saturados de leer textos universitarios, les resulta amigable escuchar contenido mientras cocinan, hacen compras, practican deportes o se trasladan de un punto al otro de la ciudad. Llegaron para quedarse.

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Academia. El lobbying es influir en el marco regulatorio. Este paper de David Lowery explora la literatura teórica más clásica sobre el poder urbano de las décadas de 1950 y 1960, y recorre las múltiples interpretaciones del concepto lobbying. Historia, tipos de medición y marco teórico: aportes a una disciplina antigua y absolutamente necesaria, todavía desprovista de la legitimidad que se merece.

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Hasta acá llegamos esta semana. Todas tus ideas, propuestas o consultas son bienvenidas. Podés escribirme a [email protected]

¡Hasta el próximo miércoles!

Juan

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* El contenido de Comms no necesariamente representa la posición institucional del Círculo DirComs. El Círculo de Directivos de Comunicación (DirComs) es una asociación civil que busca promover el intercambio de conocimiento y experiencias entre los máximos responsables de comunicación corporativa, relaciones institucionales, asuntos públicos y gubernamentales de las principales empresas del país. *