En la primera edición de PLANETA del nuevo año, analizamos los eventos a seguir de cerca que son relevantes para avanzar en la acción ante el cambio climático. De regalo, un calendario climático.
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"El 2023 es un año más próximo al 2030... y al 2050". Esto pensé en voz alta durante estos primeros días del año en que tanto analizamos lo que viene. Sí, es algo obvio, pero no estoy segura de que muchos tomadores de decisión lo vean como tan obvio. Porque realizar anuncios de comprometerse a alcanzar determinadas metas a 2030, a 2050 es fácil. Implementar los pasos necesarios para alcanzar esas metas es el desafío. Con esto quiero decir que alcanzar la carbono neutralidad a 2050 no es algo que se pueda lograr si se acuerdan de hacer los cambios en diciembre de 2049. Es algo que requiere modificaciones drásticas desde ayer.
Entonces, el inicio del 2023 nos debe recordar que estamos más próximo a esas fechas clave en las cuales debemos reducir lo suficiente las emisiones para encaminarnos en la carbono neutralidad.
El inicio del 2023 nos está recordando el motivo detrás de ello, que no es ni más ni menos que nos encontramos en crisis climática y ecológica. Ayer el Servicio Meteorológico Nacional del Reino Unido (Met Office) confirmó que el 2022 fue el año más cálido en la histórica británica desde que se iniciaron los registros en 1884. Por primera vez, la temperatura promedio anual superó los 10°C, récord que fue 160 veces más probable de ocurrir por el cambio climático antropogénico, por nuestras actividades.
Hoy el servicio meteorológico de Francia acompañó con el anuncio de que también para el país de la baguette el 2022 fue el año más cálido registrado desde 1900. Mientras escribo estas palabras desde la ciudad de Buenos Aires, el cemento porteño intensifica el comienzo de una nueva ola de calor.
El inicio del 2023 es la oportunidad perfecta y necesaria para anticiparnos y observar cuáles son esos eventos a los cuales prestar atención. Y ojo, no me refiero a eventos climáticos —como una ola de calor—, me refiero a aquellos que marcan o debieran marcar un impulso en la acción climática. Así que, lápiz y agenda, anotador, bullet journal, calendario o lo que usen. ¡Empecemos!
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Desde la mirada internacional. "Una de las cosas importantes a destacar este año es la presentación del Reporte de Síntesis del IPCC", nos dice Jazmín Rocco Predassi, coordinadora de Política Climática de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN); y agrega: "Se viene demorando desde el año pasado y tiene que ocurrir durante la primera mitad de este año". Efectivamente, hay mucha expectativa (aunque no aún la necesaria) respecto de lo que será el reporte integrador del Sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
Repasemos un poco: en 2021 el Grupo de Trabajo I del IPCC presentó un reporte que reunió la literatura de la ciencia climática más actualizada sobre las bases físicas del cambio climático (que analizamos aquí); en 2022 el Grupo de Trabajo II hizo lo propio con el reporte sobre los impactos, la adaptación y la vulnerabilidad (que analizamos aquí); el mismo año el Grupo de Trabajo III realizó su aporte con el reporte sobre mitigación al cambio climático (que analizamos aquí).
Bueno, lo que ahora se debe evaluar, negociar y aprobar es el reporte que integrará los aportes de esas tres publicaciones y otras especiales. Tal como decía Rocco Predassi, se esperaba que ello ocurriera a fines de 2022 en vísperas de la COP27, pero se postergó y, aún bajo la categoría de "a confirmar", la sesión de discusión se realizaría en marzo de este año. El propósito clave de este reporte científico es uno: servir a los tomadores de decisión para que actúen con ambición basados en la ciencia y no que meramente les agradezcan por entregarles información científica actualizada.
Uno de esos espacios de toma de decisión donde el reporte del IPCC debiera tenerse en cuenta será la Conferencia de Naciones sobre Cambio Climático, que en su 28° edición (la COP28) se realizará en diciembre en Dubai, Emiratos Árabes Unidos. Sí, sé lo que están pensando: una COP climática en una cuna petrolera. Entre los muchos temas que se trabajarán, la COP28 tendrá dos grandes avances que lograr.
Rocco Predassi explica uno de ellos: "En la COP28 va a concluir el primer Global Stocktake o Balance Global que tiene el objetivo de hacer un estado de situación para entender cómo están las Partes en la implementación de sus compromisos bajo el Acuerdo de París. También permitirá comprender qué acción o compromisos más se necesitarán por sobre aquellos ya tomados". Ese análisis que indirectamente funciona como un proceso de control de cumplimiento del Acuerdo abarca todas las dimensiones de la acción climática: mitigación, adaptación, medios de implementación y apoyo.
Qué nos dirá el Global Stocktake ya es un montón para la COP, pero no será lo único, ya que hay otro gran tema a trabajar. Tras el histórico establecimiento de un fondo para destinar recursos económicos exclusivamente a las pérdidas y los daños ocasionados por los impactos del cambio climático en los países en desarrollo, a lo largo del 2023 las Partes deberán negociar los detalles de ese fondo: su funcionamiento, los aportantes de dinero, y los receptores, y toda esa letra chica que aún hace falta definir.
"En los primeros meses del año se iniciará una conversación de al menos dos años sobre cómo estructurar el Mecanismo de Financiamiento de Daños y Pérdidas. Esta discusión involucra promover la implementación del Fondo de Daños y Pérdidas establecido en la COP27", detalla Adrián Martínez, director de La Ruta del Clima.
En el medio de todo esto habrá que prestar atención a cómo continúa la guerra en Ucrania y el impacto que ella supone en el sistema energético no sólo de Europa sino también a nivel global. El consultor en políticas climáticas Enrique Maurtua Konstantinidis subraya que "habrá que prestarle atención a la evolución de los precios del combustible, que es básicamente lo que hoy marca el ritmo de descarbonización o carbonización de las matrices energéticas". La activista y miembro de XR Argentina Flavia Broffoni añade que hay que observar cómo ello impacta en lo local: "Miraría en este 2023 el despliegue de nuevos proyectos de carbón y fósiles a partir del conflicto con Rusia, incluyendo la profundización de nuevos proyectos offshore y en Argentina".
Circunscribiendo de lo global a lo local, pasemos a qué hay que mirar de cerca en la región.
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Desde la mirada regional. Olé, olé, olé... recuerdo todavía estos cánticos y no sólo durante los días del Mundial de Fútbol, sino antes, en Sharm El-Sheikh, donde la comunidad climática internacional recibió expectante, casi como a un rockstar, a quien todavía no estaba en el cargo de presidente, pero ya había sido elegido —por tercera vez— para ello: Lula da Silva.
Brasil es el séptimo país más emisor de gases de efecto invernadero a nivel global y el más emisor de América Latina y el Caribe. Quien lo gobierne es de suma importancia para la política climática local, pero también para la global y la regional. Tras un mandato de Jair Bolsonaro que sólo buscó desmantelar políticas ambientales y dejar el paso libre a la expansión de actividades ilegales que arrasan con todo a su paso, especialmente en la Amazonía, da Silva tendrá en su tercer momento político como presidente el enorme desafío de, en sus propias palabras, "recuperar el liderazgo de Brasil en la acción climática".
"Para la región latinoamericana, definitivamente habrá que prestarle atención al primer año de Lula da Silva. Que Marina Silva sea la ministra de Ambiente es una buena noticia", señala Maurtua Konstantinidis. La histórica política y ecologista Silva lidera la cartera recientemente nombrada como Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático.
En noviembre pasado en Egipto, cuando se sospechaba que ocupara este cargo, nos compartía cuáles serían las primeras medidas ambientales que tendría el desafío de implementar el nuevo gobierno: "Reestructurar las instituciones de gestión, de fiscalización, de monitoreo, restaurar dos presupuestos, los equipos técnicos que fueron todos desmontados. Evitar que los proyectos de ley que quieren destruir la legislación ambiental brasilera sean aprobados en el Congreso. Y principalmente retomar un plan de prevención y control en los departamentos de la Amazonía de forma actualizada. Un plan que ya funcionó y que actualizadamente, de forma transversal, pueda dar respuestas. Y buscar los recursos necesarios, las alianzas necesarias para que no sea sólo una agenda de comando y control, sino también de creación de un nuevo círculo de prosperidad".
El giro que Lula busca marcar desde su propuesta de gobierno se suma a los cambios que suponen las conducciones de Gabriel Boric en Chile y Gustavo Petro en Colombia. Los de estos países pueden ser los primeros pasos de la región latinoamericana para trabajar en conjunto con la acción climática como elemento común. El desafío es enorme para ello por las históricas diferencias que tienen los países, pero es algo a observar de aquí a la COP28.
En palabras reflexivas de Martínez: "La potencialidad de un liderazgo político con consciencia social y ambiental se empieza a articular, pero sin un enfoque regional sino desde un contexto nacional. Romper fronteras para proteger nuestra tierra, forjar una reforma al modelo económico y reorientar nuestras prioridades desde la justicia social para enfrentar la crisis climática sigue siendo el reto en América Latina para el 2023".
¿Será posible para Argentina esa unión latinoamericana en un año electoral?
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Desde la mirada nacional. "Pondría el ojo en cómo se está apropiando la política y la narrativa corporativa del discurso de transición energética para justificar proyectos extractivistas de litio sobre todo, y de nuevos eventos transgénicos a partir de la excusa del impacto de las sequías por parte del agronegocio", dice Broffoni. "La política climática debe estar instalada en los debates y las plataformas políticas", considera la activista y co-fundadora de Jóvenes por el Clima Nicole Becker. "Hay que prestar atención a si los candidatos consideran, hablan del tema climático para la agenda nacional", apunta Maurtua Konstantinidis.
Todo eso empieza a ponerse en juego —o debiera ponerse en juego— en un 2023 que significa nuevas elecciones presidenciales para Argentina. En un contexto con una marcada grieta y crisis económica, el cambio climático no puede perder prioridad en los debates y, sobre todo, en las propuestas concretas (y enfatizo en el concretas) de los candidatos. De hecho, el cambio climático ha sido crucial para los votantes en recientes elecciones, como la de Estados Unidos, la de Colombia y la de Brasil. Aún sin candidatos oficiales anunciados, algo se vislumbra: no parece haber grieta en materia de acción climática, ya que nadie señala la necesidad de avanzar ambiciosamente en el salir de los combustibles fósiles y en sancionar una Ley de Humedales, entre muchas otras cosas.
Será clave el pedirle a los candidatos cuáles serán sus propuestas en materia climática y allí los comunicadores tendremos un rol fundamental. Pero no todo es elecciones, porque mientras se tiene que actuar ante el cambio climático. Así lo recuerda Rocco Predassi: "Será un año marcado por las elecciones nacionales y esto desviará bastante la atención de otros temas. Algo importante a seguir será la estrategia de descarbonización a largo plazo. Si bien la Argentina presentó el instrumento ante Naciones Unidas en la COP27, ello no constituye una estrategia en realidad sino la formalización del objetivo de carbono neutralidad a 2050. Este año se supone que el Gobierno llevará a cabo un proceso para elaborar los escenarios que nos llevarán a esa meta a 2050. Este proceso seguramente sea bastante complejo y esperemos que cuente con la participación de diversos sectores. Seguramente se pongan en juego muchas de las disidencias que hay entre los distintos sectores respecto a cómo abordar la política climática en Argentina". El desafío será enorme, con las elecciones aún más.
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Sobre estos temas y diversos más que supone la acción climática, iremos profundizando a lo largo de las ediciones de PLANETA de este 2023. Pero antes, un obsequio...
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De mi planificación para ustedes: un calendario climático 2023. Un planificador anual, un bullet journal, un cuaderno de notas y un calendario digital. Todo eso constituye, cada uno con una función particular, "el escritorio" diario que intenta organizar el caos de mi vida profesional y personal. En ello incluyo los eventos más relevantes de la agenda climática. Y se me ocurrió que, si lo hago para mí, por qué no compartirlo con ustedes.
Empecé a dejar en un calendario de Google los eventos climáticos y algunas de las fechas "día de" reconocidas por Naciones Unidas. Detrás de cada evento que encontrarán hay un chequeo de confirmación y alguna información complementaria. Podrán encontrar ya los de enero a marzo y a lo largo de este mes iré completando el resto del año. Pueden agregar mi Calendario Climático a su Google Calendar. ¡Espero les resulte útil!
De ustedes para mi planificación: ¿qué les interesa leer en PLANETA durante este 2023? Me interesa siempre que encuentren en este espacio análisis sobre esos temas que más les inquietan, les despiertan interés, les generan dudas. Así que queda abierto el mail de [email protected] para que me compartan aquello sobre lo cual les gustaría que profundice en las muchas ediciones de PLANETA que tendremos en los siguientes y desafiantes 12 meses.
¡Un saludo hasta el próximo viernes!
Tais
