“Yo soy respetuosa, pero nunca entraría a la Villa 31 porque me da miedo, no sé qué podría pasarme”. Una joven se sinceró en una reunión con otros pares en la cual se hablaba de la riqueza que existe en la diversidad. Tras escucharla, otra de las presentes le respondió: “Yo vivo en la Villa 31 y a veces me da miedo. Pero, si querés, podés ir un día a mi casa y tomamos mate juntas”. Aquella charla fue parte de una de las actividades que suele realizar la Fundación Encontrarse en la Diversidad. “Luego, esas chicas efectivamente se juntaron a tomar mate en la Villa 31″, recuerda con una sonrisa Ariel Dorfman, presidente de esta organización que se dedica, explica, “a luchar contra toda forma de discriminación”.
A lo largo de 15 años, la organización ha llevado adelante programas en las áreas del trabajo, la educación, la comunicación y el deporte con el fin de lograr, dice Dorfman “una sociedad más amplia y diversa, en la que todos podamos ser como somos”. Una sociedad que se enriquezca de distintos orígenes, etnias, posiciones políticas, géneros, religiones o situaciones como la discapacidad, entre otras diferencias.
Para lograrlo, organiza actividades como la del pasado 12 de octubre en la ex-ESMA. Ese día —cuando en la Argentina se conmemora el Día del Respeto por la Diversidad Cultural— la fundación realizó un encuentro del cual participaron 2.000 jóvenes de 30 instituciones educativas del Área Metropolitana de Buenos Aires, tanto públicas como privadas, laicas y religiosas.
Por otra parte, la capacitación sobre “gestión de la diversidad” que la Fundación ofrece a líderes de organizaciones sociales y empresas es un espacio de reflexión que ganó un concurso de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y la Unión Europea (UE). A través de su Programa para el Fortalecimiento de los Sistemas de Ciencia y Tecnología (FORCYT), estas entidades financian una evaluación del impacto de la capacitación. Y en una fase preliminar de esta medición, los líderes que participaron señalan un antes y un después en la adquisición de conocimientos para implementar políticas de diversidad en sus organizaciones.
Organizaciones más diversas
“Lo que hacemos es transformar las miradas culturales de las empresas, entendiendo la diversidad de una manera amplia, que excede a temas normalmente tratados, como la desigualdad de género o el racismo. La diversidad no es solo sobre temas, sino sobre metodologías, relaciones, formas de liderazgo”, cuenta Dorfman. Y señala que al trabajar en entornos diversos enriquece a cualquier organización y que se percibe una mayor retención del talento cuando se exalta la diversidad. “La gente no se quiere ir de un lugar donde se siente respetada y gana lo que tiene que ganar”, acota.
La metodología en las organizaciones incluye instancias de diagnóstico y de conocimiento de la cultura del lugar. “Las prácticas discriminatorias, para que funcionen, tienen que ser invisibilizadas. Por eso lo que hacemos es visibilizarlas”, explica Dorfman. Y pone un ejemplo: un resultado habitual de las encuestas anónimas de la fase de diagnóstico es que las mujeres son interrumpidas mucho más que los varones.
Con este tipo de resultados, se trabaja en talleres y capacitaciones. “Lo que buscamos mostrar es que la diversidad tiene que ver con todos nosotros”. Para adaptarse a la diversidad, además, Dorfman enfatiza que las organizaciones deben hacer adaptaciones permanentes.
Una de las premisas con las que trabaja la fundación es aquella que suelen destacar las personas con discapacidad: “Nada sobre nosotras sin nosotras”. Por ello, siempre buscan que en las distintas instancias de trabajo participen representantes de los colectivos a los cuales se aluden.
Encontrarse en la Diversidad trabaja en empresas y organizaciones sociales a partir de un diagnóstico de las discriminaciones que se detectan en ellas, desde el cual se promueve la reflexión en instancias como talleres. (Imagen: Gentileza Fundación Encontrarse en la Diversidad)
Precisamente, el dispositivo de educación sobre diversidad para organizaciones de esta fundación cuenta con un cuerpo docente muy diverso. “Aportan desde una cosmovisión indígena hasta una del mundo islámico, pasando por diferentes etnias, rangos etarios, diversidad ideológica y discapacidad”, acota Dorfman.
El programa es virtual y forma parte de las actividades de la Red de Promoción de la Gestión de la Diversidad en organizaciones sociales y empresas. Esta red incluye al Instituto de Investigaciones Psicológicas (una unidad ejecutora de CONICET, de doble dependencia: el CONICET y la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina) y a las Universidades de la República (Uruguay) y de Porto (Portugal). Se caracteriza por sus dinámicas lúdicas y creativas, la transmisión y construcción colectiva de conocimientos, un abordaje decolonial, feminista e interseccional de los contenidos y la participación protagónica de personas de distintos colectivos de diversidad (tanto en el rol de participantes como de facilitadores/as y/o docentes).
Este año egresó la segunda cohorte de este curso, desde el cual se promovieron prácticas muy concretas. Por ejemplo, cambios en las licencias por maternidad y paternidad para hacerlas más equitativas o que las organizaciones incorporen personas trans.
La medición del impacto de estos dispositivos cuenta con una fase cuantitativa, que está en proceso, y una cualitativa, que consistió en entrevistas a los participantes: “Los participantes subrayan un antes y un después de su participación en el dispositivo y consideran significativo el contacto directo con poblaciones de los distintos grupos de diversidad (personas LGBTIQ+, personas con discapacidad, afrodescendientes, indígenas, entre otros)”, sintetiza el informe sobre la evaluación cualitativa.
“Lo más enriquecedor fueron las entrevistas a las diferentes comunidades, las cuales nos acercaron a sus realidades, derribando muchos tabúes y encontrándonos con el otro humano sin ningún tipo de prejuicio”, dijo una de las personas que participó del curso. “No solo me llevo conocimientos, sino una mirada más amplia de nuestro mundo, con herramientas para abordar las diferentes problemáticas”, señaló otra.
En la escuela
La fundación también trabaja en escuelas. “Entendemos que discriminar no está en nuestra naturaleza, sino que es algo que se aprende. Y muchas veces se aprende en la escuela”, explica Dorfman.
En las aulas, la dinámica también es la de visibilizar la discriminación y promover la reflexión para encontrar soluciones colectivas a conflictos como situaciones de acoso o segregación. “Lo primero es dar una respuesta a esa comunidad. Luego proponemos talleres de convivencia. Hay escuelas en las que trabajamos desde hace 15 años acompañando la creación de comités de diversidad y convivencia en los que docentes y alumnos construyen juntos los espacios para ver cómo se solucionan tensiones y problemas”, explica Dorfman. Y agrega que parte de la metodología es poner el foco en el agresor, ver “qué está queriendo decir”.
“Discriminar no está en nuestra naturaleza, sino que es algo que se aprende. Y muchas veces es algo que se aprende en la escuela”, dice Ariel Dorfman, presidente de Encontrarse en la Diversidad, que también trabaja en colegios públicos y privados, laicos y religiosos, del Área Metropolitana de Buenos Aires. (Imagen: Gentileza Fundación Encontrarse en la Diversidad)
Esta reflexión sobre la diversidad se trasladó el último 12 de octubre a la ex-ESMA. En el edificio de Núñez, que funcionó como un centro de tortura durante la última dictadura militar y que hoy es un espacio de memoria y derechos humanos, se encontraron escuelas y estudiantes de distintos orígenes, creencias, gustos. Allí se realizaron talleres para que se cruzaran entre sí. Y actividades que, por ejemplo, consistían en armar grupos de 20 y conversar sobre dónde está la línea, si es que la hay, entre el humor y la discriminación.
Dorfman reflexiona sobre estas actividades: “La propuesta era que se cruzara un chico que juega en la quinta de Independiente con uno que estudia Filosofía. Y que vieran a la persona que está del otro lado. Muchas veces las etiquetas impiden el vínculo. Todas las personas tenemos conectores culturales con el otro. Por ahí uno no pensaría que alguien de una escuela religiosa tuviera puntos en común con otro que milita la educación sexual integral (ESI), pero aunque no piensen igual en eso quizás les gusta la misma banda de rock o siguen al mismo influencer”.
En los medios y en la cancha
Otras áreas en las cuales trabaja la fundación son las de comunicación y deportes. La primera incluye, por ejemplo, espacios de reflexión sobre qué estereotipos reproducen los medios de comunicación o campañas masivas para visibilizar la discriminación. “Creemos que la mejor manera de persuadir es invitar a la reflexión más que a la ‘cancelación’”, señalan desde la organización.
En el ámbito deportivo, Encontrarse en la Diversidad trabaja con doce clubes del fútbol argentino (de Primera División y del ascenso), porque, como dice Dorfman “es algo muy fuerte de la cultura del país, y ahí se reproducen prácticas”. Uno de los aspectos que se han tratado, por ejemplo, es visibilizar los cantos de cancha que son discriminatorios.
La fundación elige trabajar en áreas tan diferentes entre sí porque, sostiene, la diversidad debe reflejarse en los distintos espacios en los que nos desenvolvemos como parte de una sociedad. A propósito, Dorfman reflexiona: “Entendemos la identidad humana como una identidad entrelazada, de 360 grados. Es decir que no nos configuramos, por ejemplo, solo por la identidad sexual o la fe de cada uno, ni somos solo hinchas de Boca. Somos muchas cosas a la vez”. En el despliegue de esas muchas facetas, se puede generar un encuentro que nos enriquezca a todos.
Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones para América Latina, una alianza entre INFOBAE y RED/ACCIÓN.