El Filtro Burbuja. Cómo la red decide lo que leemos y lo que pensamos
Eli Pariser
Taurus
Comentario y selección de párrafos por Martín Becerra, Investigador Principal en Conicet, Profesor Titular en las Universidad Nacional de Quilmes y UBA sobre políticas de comunicación y TIC. Doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona.
Uno (mi comentario)
Pariser escribió uno de los ensayos más agudos sobre los cambios sociales y culturales en curso provocados por la forma en que evoluciona internet. Las mutaciones de la red, cada vez más concentrada en un puñado de conglomerados globales que almacenan y manipulan los datos de miles de millones de usuarios casi sin auditoría pública, son identificadas por un texto ameno con abundantes ejemplos cotidianos. La evolución personalizada de internet realza los gustos, emociones y vínculos de cada persona en una burbuja endogámica que amplifica el sesgo de confirmación en el acceso a informaciones y perspectivas, desechando las no coincidentes con nuestra noción del mundo (según el filtro que ha construido sobre esa noción del mundo el algoritmo de las corporaciones digitales) y potenciando guetos autocelebratorios con escasa conexión entre sí. Es decir, lo opuesto de una concepción robusta y deliberativa de democracia, que exige el contraste, la argumentación, la polémica y la escucha. Si bien “El filtro burbuja” fue editado en inglés en 2011 y algunos de los ejemplos del libro hoy tienen un formato distinto al que presentaba el autor (en algunos casos, como en los escándalos de venta de los datos personales de millones de cuentas por parte de Facebook, las tendencias reseñadas se agravaron), el texto no sólo no perdió vigencia, sino que resulta imprescindible para comprender las tensiones de una sociedad cuyos flujos de información y comunicaciones están intermediados por un dispositivo cada vez más ajeno a la capacidad de control social y político democrático.
Dos (la selección)
“Durante algún tiempo, parecía que internet iba a redemocratizar por completo la sociedad. Blogueros y periodistas reconstruirían sin ayuda alguna los medios de comunicación públicos. Los políticos sólo podrían presentarse en las elecciones si disponían de una amplia base de apoyo de pequeños donantes comunes. Los gobiernos locales serían más transparentes y tendrían que rendir cuentas ante los ciudadanos. Sin embargo, la era de una conexión cívica con la que tanto soñaba no ha llegado. La democracia precisa de ciudadanos que vean las cosas desde el punto de vista de otros, pero en vez de eso cada vez estamos más encerrados en nuestras burbujas. La democracia demanda una dependencia con respecto a hechos compartidos, pero en su lugar se nos ofrecen universos paralelos separados”.
Tres
“Está claro que, hasta cierto punto, siempre hemos consumido medios de comunicación que se ajustaban a nuestros intereses y aficiones, ignorando gran parte del resto. Sin embargo, la burbuja de filtros introduce dinámicas a las que no nos habíamos enfrentado antes”.
Cuatro
“En primer lugar, estás solo. Un canal de cable que atiende a un interés limitado (digamos, el golf) tiene otros espectadores con los que compartes un marco de referencia. Ahora bien, tú eres la única persona dentro de tu burbuja. En una época en la que el intercambio de información es la base de la experiencia compartida, la burbuja de filtros actúa como una fuerza centrífuga que nos separa”.
Cinco
“En segundo lugar, la burbuja de filtros es invisible. La mayoría de oyentes de fuentes de noticias de derechas o de izquierdas saben que escuchan una emisora que sirve a un punto de vista político determinado. No obstante, las intenciones de Google son opacas. Google no te dice quién cree que eres o por qué te muestra los resultados que ves. No sabes si lo que supone acerca de ti es correcto o incorrecto; y puede que ni siquiera seas consciente de que está haciendo conjeturas sobre ti (…) Como no has elegido los criterios según los cuales las páginas filtran la información que entra y sale, resulta fácil imaginar que la información que pasa por un filtro burbuja sea imparcial, objetiva y verdadera. Pero no lo es. De hecho, desde dentro de la burbuja es prácticamente imposible ver lo sesgada que es”.
Seis
“Por último, uno no elige entrar en la burbuja. Cuando pones Fox News o lees The Nation, estás tomando una decisión acerca de qué tipo de filtro quieres utilizar para darle sentido al mundo. Se trata de un proceso activo y, al igual que sucede cuando te pones unas gafas de sol, puedes advertir en mayor o menor medida que la inclinación política del editor determina tu percepción del mundo. Con los filtros personalizados, por el contrario, no adoptas el mismo tipo de decisión. Ellos vienen a ti –y como aumentan las ganancias de las páginas web que los utilizan, cada vez será más difícil evitarlos”.
Siete
“Naturalmente, el aumento de internet a la carta también acarrea ciertas ventajas. Disfruto usando Pandora, Netflix y Facebook como cualquiera. Agradezco los accesos rápidos de Google a través de la selva de información (y no podría haber escrito este libro sin ellos). Pero lo inquietante de este giro hacia la personalización es que en gran medida es invisible a los usuarios y, en consecuencia, está fuera de nuestro control. Ni siquiera somos conscientes de que estamos asistiendo cada vez más a imágenes divergentes de internet. Puede que internet sepa quienes somos, pero nosotros no sabemos quién cree que somos y cómo utiliza dicha información. La tecnología diseñada para darnos más control sobre nuestras vidas en realidad nos lo está quitando”.
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