“Agree to disagree”. “Estamos de acuerdo en no estar de acuerdo”. El diccionario de Collins define esta popular frase en inglés como la situación en la que dos partes deciden dejar de discutir porque ninguna cambiará su opinión. Ello fue lo que ocurrió en el G20 con uno de sus temas más desafiantes: el cambio climático.
El consenso alcanzando en la Declaración Final al respecto fue el único posible: la inevitable repetición de las dos posturas encontradas. Por un lado, 19 partes del Grupo reafirmaron que el Acuerdo de París es “irreversible”. Por otro, Donald Trump reiteró su decisión de salirse de dicho acuerdo.
Lejos del consenso global que la presidencia argentina del G20 buscaba lograr sobre la temática, el apartado referido a clima dejó varios elementos por analizar, tanto por los avances celebrados como los desafíos por enfrentar. Pero para los analistas, el aislamiento de Trump manda una fuerte señal hacia la COP 24, la conferencia que arrancó hoy en Polonia y que es considerada decisiva para hacer frente a la crisis climática mundial.
Los avances
Para comprender los avances es necesario considerar el proceso previo a la Declaración Final. Desde un principio se supo que el cambio climático era uno de los temas más difíciles en las negociaciones por la conocida postura de Donald Trump en favor de los combustibles fósiles. En las últimas conversaciones con la prensa, previo al consenso final, el propio canciller argentino, Jorge Faurie, reconoció que “aún se estaba trabajando en la redacción del apartado sobre clima”.
Los rumores vislumbraban el peor escenario: un lenguaje débil más en favor de la postura de la actual administración norteamericana que del resto del planeta, la falta de mención al Acuerdo de París y la no consideración de los últimos informes científicos. La Declaración Final terminó por sorprender de manera positiva a la comunidad internacional.
La acción climática tuvo su clara manifestación en el documento -al menos por parte de algunos de sus miembros- y con algunas menciones que superaron las tristes expectativas que se tenían previamente.
Los países del G20 tomaron nota del último Informe Especial del Panel Intergubernamental en Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) sobre un calentamiento global de 1.5°C como límite. “El informe del IPCC se sumó a la urgencia de abordar el cambio climático y se ha reflejado claramente en las conclusiones de la reunión.
Espero que esta urgencia se traduzca a la reunión de negociadores en Polonia de esta semana”, expresa Christiana Figueres, representante de la iniciativa Mision 2020 y ex directora ejecutiva de la Convención Marco en Naciones Unidas en Cambio Climático (CMNUCC), y subraya: “Es triste que la Administración Federal de los Estados Unidos, un país que está sintiendo cada vez más la fuerza de los impactos climáticos, siga negándose a escuchar la voz objetiva de la ciencia. El resto del G20 no sólo ha entendido la ciencia, sino que también está tomando medidas para prevenir los mayores impactos y fortalecer sus economías”.
En este sentido, el documento también reconoce la importancia de considerar a aquellos países más vulnerables de la región a los efectos del cambio climático, como las islas del Caribe. “Incluso en estos tiempos difíciles para el multilateralismo, está claro que todavía se puede avanzar en el importante tema de abordar el cambio climático.
Está claro que los esfuerzos diplomáticos concertados de la Unión Europea y China fortalecieron el resultado, y esta cooperación ahora debe convertirse en una forma de liderazgo climático positivo y ambicioso”, aseguró Laurence Tubiana, directora la European Climate Foundation y ex embajadora de Francia en la COP21.
A lo largo del año, se discutieron estrategias a largo plazo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEIs, por sus siglas en inglés). Situación no menor, si se considera que los países del G20 representan el 80% de esas emisiones globales.
Enrique Maurtua Konstantinidis, asesor senior en cambio climático de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), analiza: “El cambio climático es un tema que ya no se puede sacar de la agenda geopolítica. El que lo quiera sacar, no está queriendo ver la realidad. Las declaraciones que se hacen en el G20, por más sencillas y vacías que parezcan, representan un mensaje para inversores, empresarios y otros gobiernos. Es una declaración política de los 2/3 de la economía mundial. Si la aplican, su impacto es enorme”.
Los desafíos
Con la exclusión de los Estados Unidos, el resto de los miembros del G20 explicitaron su compromiso por continuar con la implementación del Acuerdo de París. La presidencia argentina había manifestado desde un inicio su intención que no se repitiera la exclusión ocurrida el año pasado en Alemania. Pero la fuerte defensa de los países europeos a la continuidad de la acción climática versus una decisión trumpista que parece no tomar conciencia, condujeron al único consenso posible en el tema: ese “estar de acuerdo en que no estamos de acuerdo”.
Esta exclusión continuará siendo un enorme desafío para la política climática internacional, considerando el breve tiempo que según los científicos queda para que se pueda revertir la situación. Por ello, los ojos del mundo se trasladaron de inmediato a Katowice, Polonia, donde desde ayer se celebra la 24° edición de la Conferencia de las Partes (COP24), la conferencia anual en cambio climático más importante. “Esperamos tener resultados positivos en la COP24”, citan los países en la Declaración Final. Allí, sus propias delegaciones tendrán el difícil trabajo de definir las reglas para implementar el Acuerdo de París. Es decir, para que todas esas detalladas palabras del documento se traduzcan en una acción concreta.
Mientras 19 partes del Grupo reafirman el Acuerdo de París, se sabe que sus propuestas de reducción de esas emisiones contaminantes aún no son suficientes para alcanzar los objetivos del acuerdo.
Mientras las organizaciones sociales celebran la no mención de los combustibles fósiles en la Declaración Final, según el último reporte Brown to Green el 82% de la energía de los países del G20 procede de la explotación de carbón, petróleo y gas. Mientras los líderes se reúnen en múltiples reuniones con diferentes posturas, los científicos nos exponen semana a semana el estado de alerta en el que se encuentra el planeta. Después de las bellas palabras, las declaraciones y las conferencias de prensa, ahora es tiempo de la verdadera acción.