Meta, la empresa madre de Facebook, anunció sus resultados financieros. Los mercados la castigaron y perdió casi un tercio de su valor de capitalización en un día. El desafío de mantener a los inversores entusiasmados cuando el crecimiento infinito es imposible.
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Reporte financiero. Meta facturó más plata que nunca en el último trimestre: 33.671 millones de dólares. Más de lo que preveían los analistas. Pero se encendieron todas las alarmas porque por primera vez en 18 años, la red social fundada por Mark Zuckerberg perdió usuarios: ahora tiene 1.929 millones, un millón menos que hace tres meses. Los profetas de la tecnología ya lo anticipaban: TikTok y YouTube crecen a expensas de Facebook, sobre todo en los segmentos más jóvenes. A eso se suma que los anunciantes recortan gastos y Apple hace cambios de privacidad en su sistema operativo que impactan en Facebook. Sobre llovido, mojado.
Los mercados reaccionaron y el valor de la acción de Meta cayó casi 27%, récord histórico de pérdida de capitalización de una compañía americana en un solo día. Los analistas se hicieron un picnic: que el metaverso no está listo, que Zuckerberg perdió el olfato, que no puede comprar nada porque la autoridad anti-trust de los Estados Unidos jamás lo permitiría. Humana condición: el disfrute morboso de ver tropezar al gigante. Mark los mira desde las alturas.
El Meta Reports Fourth Quarter and Full Year 2021 Results es una pequeña obra de arte comunicacional. Cualquiera que haya participado en la redacción de un reporte financiero trimestral sabe de qué se trata:
- Apertura. Cita de Zuckerberg dando el marco: “Tuvimos un trimestre sólido porque la gente eligió nuestros productos para mantenerse conectada y las empresas continúan usando nuestros servicios para crecer”. Y la satisfacción por los avances del último año en Reels, comercio y realidad virtual mientras “seguimos construyendo el metaverso”. Nos va bien y estamos creando el futuro.
- Financial highlights. Acá no hay mérito comunicacional. Los números son los que son: un cuarto trimestre más deslucido que el de 2020, con una ganancia neta de US$ 10.285 millones, pero un resultado anual extraordinario: US$ 39,370 de ganancia, 35% más que el año anterior. Luego, el detalle por segmentos: Family of Apps (Facebook, Instagram, Messenger, WhatsApp y otros) y Reality Labs (hardware, software y contenidos de realidad aumentada). Fácil de leer, casi apto para legos.
- Comentarios del CFO. Una explicación del último trimestre difícil y un anticipo poco alentador de lo que viene. Por eso la reacción del mercado. Se esperan headwinds, expresión clásica de la jerga financiera para referirse a las dificultades. En impressions, el desafío son otras plataformas de video más baratas que se llevan la atención de las audiencias. En pricing, el impacto del nuevo sistema operativo de Apple y los recortes de gastos de los anunciantes. No hay misterios. Se vienen gastos financieros importantes e inversión relacionada con realidad aumentada. En castellano: los dividendos serán menores en el corto plazo. Ajústense los cinturones.
Un reporte financiero no puede maquillar la realidad. Lo que puede hacer es contar claro, corto y concreto lo que pasó y lo que se espera que pase. Y sembrar confianza a la espera de tiempos mejores. In business, it’s all about trust. Meta lo entiende.
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Tres preguntas a Betty Hart. Es una actriz y directora de teatro, conferencista y promotora de la diversidad. Se hizo famosa por promover la compasión como herramienta para mejorar las relaciones humanas.
- ¿Qué es la cancelación?
Mi padre fue la primera persona que me dijo que yo era bella y que me repetía que me quería. Era una de mis personas favoritas, y eso hizo que fuera difícil para mí darme cuenta de que teníamos una diferencia ideológica profunda de la que no hablamos por diez años. Antes de que se acuñara el término, yo cancelé a mi padre. Ahora le llamamos cancelación a la situación en la que alguien prominente dice algo con lo que estamos en desacuerdo y decidimos convertirla en persona no grata. Ya no es parte de nuestro mundo, y esto es en el ámbito público. Pero también pasa en el ámbito privado: elegimos cancelar a personas que forman parte de nuestro entorno. Personas que nos aman y a las que amamos, pero que por una razón ideológica sincera y profunda, decidimos sacarlas de nuestras vidas. Quiero sugerir que la cultura de la cancelación tiene que cambiar y ser sustituida por la cultura de la compasión. La cultura de la cancelación implica dos cosas: estamos convencidos de que tenemos razón, sin posibilidad de error, y la persona a la que cancelamos no tiene la capacidad de cambiar, de crecer, de desarrollarse. La experiencia mostró muchas veces que los equivocados éramos nosotros, y que podíamos cambiar.
- ¿Cuál es tu sugerencia en relación a la cultura de la cancelación?
Lo que deberíamos hacer en lugar de cancelar a las personas es tener compasión. Encontré la definición de compasión y me pareció fascinante: es sufrir, padecer, con el otro. Cuando tu abuelo dice algo que hace que no merezca que lo invites más a tu casa, qué pasa si decidís sufrir con él. Decidís que tu amor es tan grande, profundo y fuerte, que estás dispuesto a sufrir, a padecer dolor. No estoy diciendo que no tengamos el derecho a cancelar a alguien. Lo que sugiero es que quizá ese no sea el mejor camino. Si cancelo a mi abuelo, dejo de estar cerca de él, ya no puedo escuchar sus opiniones ni compartir las nuestras. Qué pasa si somos la única persona que puede sembrar la semilla del cambio en él. No se puede garantizar el cambio, pero si no plantamos esa semilla, quién lo va a hacer. Me pareció interesante la idea de sufrir junto a alguien. Significa que valoramos la totalidad de la persona más que sólo un aspecto particular.
- ¿Cómo se puede evitar cancelar a alguien con quien se tiene un desacuerdo profundo?
Creo que la curiosidad puede ser parte de esa actitud. Si elegimos interesarnos por quien piensa diferente, puede que encontremos algo interesante en el camino. Después de todo, si somos quienes somos por nuestras experiencias de vida, ¿no les pasa lo mismo a los demás? Puede ser interesante descubrir el contexto que hizo que los demás piensen lo que piensan. Después de diez años de no hablar con mi padre, un día lo llamé por teléfono y le dije: “Apuesto a que si dependiera de vos, volverías el tiempo atrás y cambiarías algunas cosas. Yo lo haría. Pero como no podemos, ¿qué tal si empezamos de nuevo?”. Él me contestó que sí porque siempre me había querido y siempre me querría. Estoy muy feliz de haber hecho ese llamado porque no podía saber que un tiempo después mi padre tendría Alzheimer, y que unos años después moriría. No hablamos de lo que nos dividía. Pusimos el foco en lo que nos unía: en el amor que nos teníamos, estuviéramos juntos o separados. Por eso animo a todos a convertirnos en una sociedad que elige la compasión en lugar de la cancelación.
Las tres preguntas a Betty Hart fueron tomadas de la presentación “Cencelling cancel culture with compassion”, dada en el TEDxCherryCreekWomen. Para acceder a la charla completa podés hacer clic acá.
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Cancelación. “Quiero que le avise a Spotify inmediatamente que quiero toda mi música HOY fuera de su plataforma. Pueden tener a Rogan o a Young. No a ambos”. Eran palabras de Neil Young, que acusaba al podcaster Joe Rogan de invitar a entrevistados escépticos sobre las vacunas y difundir información errónea sobre el covid-19. Spotify mantuvo a Rogan y eliminó las canciones de Young porque le convenía económicamente, pero el caso puso de manifiesto la cancelación en su estado más puro.
Este artículo de Karina Mariani explica el tema con detalle y señala el modo en que la cancelación alimenta la espiral del silencio: la autocensura para adaptarse a la opinión mayoritaria. Y que la cultura de la cancelación identifica ofensa real con el hecho de que alguien simplemente se sienta ofendido, como si fueran lo mismo. “La cancelación no es un grupito de escrachadores ni es una carta de repudio, tampoco es un boicot. Es la institucionalización del pensamiento único permeando por cada poro del tejido social, es tan destructivo como aterrador”.
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Academia. En los últimos dos años, ha crecido el debate en torno al concepto “cultura de la cancelación”. Cada vez que un personaje famoso se ve envuelto en una polémica, sobre todo relacionada con conductas sexuales inapropiadas o mal trato a las minorías, la palabra “cancelar” vuelve a aparecer en las redes y los medios. Este artículo académico de Laura Álvarez Trigo explora los orígenes culturales del término, analiza casos y describe las actitudes de rechazo y apoyo que está generando este fenómeno. Una de las paradojas de las democracias liberales: hay libertad para todo lo que no vulnere derechos ajenos. ¿También para aislar y estigmatizar al que piensa distinto?
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Oportunidades laborales
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Hasta acá llegamos esta semana. Todas tus ideas, propuestas o consultas son bienvenidas. Podés escribirme a [email protected]
¡Hasta el miércoles que viene!
Juan
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