El país sumó en 2018 tres parques nacionales y el Congreso se prepara para aprobar la creación de otros cuatro, lo que puede hacer que la última década sea una de las más prolíficas en cuanto a conformación de áreas protegidas nacionales.
Sin embargo, la Argentina necesita preservar 10,8 millones de hectáreas más para lograr que el 17% de la superficie terrestre nacional tenga algún resguardo antes de 2020, tal como se comprometió el país en el Convenio sobre la Diversidad Biológica, el acuerdo de mayor consenso internacional.
Ese incremento de áreas protegidas debe darse esencialmente en regiones que están poco protegidas y en muchos casos muy degradadas: Gran Chaco, Espinal, Pampa, Delta y Altos Andes.
Hoy el país tiene 46 parques o reservas naturales nacionales. Mantienen intangibles 4,6 millones, dos veces la superficie de la provincia de Tucumán. Pero ese espacio no es representativo de todas las ecoregiones.
Mientras en el sur el 32% de los Bosques Patagónicos están preservados, el resto de las regiones no llega al 6%. Y hay áreas como los pastizales pampeanos que solo tienen el 0,01% de sus suelos protegidos, tal como lo expone el siguiente gráfico:
Si a las áreas protegidas nacionales se le suman las reservas provinciales y municipales, el país alcanza las 36,6 millones de hectáreas protegidas en 483 áreas. Eso representa el 13% del territorio, lo que ubica al país por debajo del promedio mundial del 15%, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Por eso la Argentina necesita incorporar 10,8 millones de hectáreas más para alcanzar la meta internacional del 17%.
Al ordenar las zonas protegidas por provincia queda expuesta la baja preservación de tierras en Córdoba (0,72%), La Pampa (0,76%), Santiago del Estero (1,50%), Buenos Aires (5,10%) y San Luis (5,55%).
Esas referencias coinciden justamente con la poca protección que existe en las regiones mencionadas al principio de esta nota.
Un sistema originado desde el sur
“El sistema de parques nacionales ofrece una gran preservación de Bosques Patagónicos porque cuando nace la figura había grandes superficies fiscales en esa zona y porque en aquel momento la conservación estaba más asociada al paisajismo”, explica Hernán Giardini, coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace.
Los primeros seis parques fueron creados entre 1934 y 1937. Más allá de Iguazú, los otros cinco resguardaron bosques de la Patagonia. Esos parques -Nahuel Huapi, Los Glaciares, Perito Moreno, Los Alerces y Lanín- conservan 2,2 millones de hectáreas, la mitad del área que cubren todos los parques del país.
Entre la década del ‘40 y de los ‘80, no hay una gran expansión de los áreas protegidas. Pero en los ‘90 se produce un importante crecimiento del sistema, con la creación de 11 parques y el objetivo puesto en asegurar la biodiversidad y proteger especies amenazadas.
“Existe en la década del ‘90 una decisión de ampliar el sistema de la mano de especialistas que venían de la conservación y se sumaron a la gestión pública, como Juan Carlos Chébez. Y también porque hay mayor participación de las provincias, que son las que deben ceder la jurisdicción ambiental a Parques Nacionales para que se pueda crear un área protegida”, explica Sofía Heinonen, presidenta de la Fundación Flora y Fauna.
Un tironeo político y económico
La dificultad de conformar parques nacionales en las zonas subrepresentadas son varias. La primera tensión es económica.
“Donde el suelo es productivo es más complejo porque hay más intereses. Me refiero a zona donde predomina la agricultura y la ganadería, como el espinal o la pampa; o la minería en los Altos Andes, en San Juan”, apunta Giardini.
Heinonen remarca que para preservar áreas de Espinal o Pampa habría que hacer más bien un trabajo de restauración, ya que en gran medida es una región que se perdió. “La selva de Montiel, en Entre Ríos, o la depresión del río Salado, en Buenos Aires, podrían ser zonas donde el monte tiene cierta conservación y sería importante impulsar áreas protegidas”, considera Heinonen.
El Gran Chaco representa una quinta parte del suelo argentino, pero los parques nacionales preservan el 0,56% de la subregión del Chaco Húmedo y el 0,93% del Chaco Seco.
Desde hace 20 años esa ecoregión sufre una gran deforestación por el avance de los cultivos de soja y la ganadería intensiva. Y de hecho fue el área más deforestada el año pasado.
“En esta región hay que crear áreas protegidas extensas, que agrupen zonas de valor paisajístico, ríos, puntos de avistaje de fauna y buenos accesos. De esa manera, el parque podrá generar una productividad asociada al turismo, algo que pueden aprovechar las comunidades de los alrededores, muchas de ellas muy pobres”, explica Heinonen y marca un segundo desafío, más político: que las provincias asuman un rol protagónico para impulsar nuevas áreas protegidas en la zona.
De las 5,6 millones de hectáreas que ocupan el Delta y las Islas del Paraná, apenas 11 mil están protegida por parques o reservas nacionales. “En esa zona hay mucho desarrollo urbano por lo que sería importante ampliar el área de conservación. Y también asegurar las nuevas formaciones, ya que el Delta está en continuo crecimiento”, señala Heinonen.
Cuatro futuros parques nacionales
En lo que va de 2018 se crearon tres parques nacionales: Aconquija, en Tucumán; Traslasierra, en Córdoba; y Ciervo de los Pantanos, en el partido bonaerense de Campana.
Además hay cuatro proyectos de ley para conformar nuevas áreas: Iberá, en Corrientes; Mar Chiquita, en Córdoba; y Yaganes y Burdwood II, dos parques nacionales marinos.
Aconquija, Iberá y Mar Chiquita son áreas que se consolidaron o están a punto de hacerlo gracias a la compra y donación de tierra por parte de filántropos, un patrón que marca el modelo de expansión de esta década: los nuevos parques nacionales se consolidan principalmente por la donación de tierras por parte de fundaciones como las creadas por el estadounidense Douglas Tompkins –fallecido- o el suizo Hansjörg Wyss.
“Los proyectos sobre la superficie terrestre nos permitirían incrementar en un 25%, aproximadamente, el área continental protegida por parques nacionales. Mientras que con las dos áreas marinas llegaríamos al 10% de todo el Mar Argentino”, aseguró Emiliano Ezcurra, vicepresidente de la Administración de Parques Nacionales.
El rol de las áreas protegidas
Son una estrategia fundamental para la conservación a largo plazo de la diversidad biológica y cultural. También ayudan a proteger cuencas hidrográficas y suelos; colaboran con la regulación del clima; y proveen recursos y materias primas, alimentos y medicinas.
Además contribuyen al control biológico de plagas y enfermedades; y brindan el marco ideal “in situ” para la investigación científica, la educación y la capacitación ambiental.
También permiten el desarrollo de actividades turísticas y recreativas sustentables que habilitan el desarrollo social y económico local y regional.