En febrero de 2020 Tomás Altina comenzó su primer trabajo en relación de dependencia. “Fui un mes a las oficinas y me tocó completar el onboarding desde casa”, cuenta el joven de 22 años, que ingreso a trabajar en Mercado Libre en el área de Tecnología. Su rol como redactor UX es diseñar la experiencia de los usuarios en la plataforma. Previo a esta experiencia, cuando tenía 15 años, fundó Sos Tan Beatle, un medio nativo digital y de enfoque cultural, hecho por y para jóvenes. Hoy estudia comunicación digital e interactiva en UADE.
“Empezar un trabajo nuevo en pandemia hace que el desafío sea más grande. Al menos, yo llegué a conocer a mis compañeros y creo que eso fue fundamental para el acompañamiento. Me hicieron sentir parte desde el primer día. Cuando pasé a trabajar a la modalidad remota me invadió una sensación de incertidumbre, pero finalmente me sentí a gusto. Me dieron todas las herramientas para trabajar desde casa y eso es clave para desarrollarse en lo laboral. A mi esta forma de trabajo me permite más libertad para organizar los tiempos. Si tuviera que ir a la facultad tendría que salir una hora antes de la oficina para llegar. En Mercado Libre trabajo de 9 a 18 y luego curso. La facultad fue bastante flexible, al permitirnos anotarnos a materias que no podíamos asistir de manera sincrónica. Lo que te da la presencialidad es compartir con otros, que es muy enriquecedor. Uno se lleva mucho de ese ida y vuelta”, destaca el joven, que es miembro co-responsable de RED/ACCION.
Toda una generación de jóvenes terminó la secundaria virtualmente, empezó la facultad bajo la misma modalidad y de esa forma también comenzó a incursionar en sus primeros pasos laborales. Como en todo, hay ventajas y desventajas en comenzar a trabajar de esta manera. Y lectores y lectoras nos contaron sus experiencias.
Martina Ramírez expresa que fue bastante raro adaptarse a trabajar remoto y hacer todo desde la casa. La joven de 20 años comenzó en agostó a desempeñarse como community manager. “La principal desventaja de trabajar virtualmente es la dificultad para delimitar el horario. A veces trabajo hasta las 10 de la noche. También me resulta extraño que comparto muchas cosas con mis compañeros, pero no los conozco personalmente. La gran ventaja es que la oficina queda lejos de mi casa y es un beneficio no tener que ir hasta ahí”, dice.
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En marzo, Yanina De Prada accedió a su primer trabajo registrado en la empresa social Arbusta tras haber participado de una capacitación de Potrero Digital, la red de centros de aprendizaje en oficios digitales orientada a la integración social de mayores de 16 años con escasas oportunidades de incorporarse al mercado laboral digital. Mientras la joven de 25 años cursaba el profesorado en Informática, descubrió que le interesaba mucho el diseño web. Buscó cursos para perfeccionarse en esa área y el año pasado quedó seleccionada por Potrero Digital para hacer el curso, que tuvo una duración de seis meses.
“Potrero Digital tienen alianzas con distintas empresas y les ofrecen perfiles de jóvenes que pasan por sus cursos. A mí me preguntaron si estaba disponible para una propuesta laboral y les dije que me interesaba. Dos semanas después Arbusta se puso en contacto conmigo. Pasé virtualmente el proceso de selección y comencé a trabajar”, cuenta De Prada.
Los primeros dos días de trabajo la joven fue a la oficina para recibir las principales indicaciones y buscar una computadora. La empresa ofrece servicios digitales y ya estaba adaptada al trabajo virtual. Lo positivo de la virtualidad para De Prada es que le permite manejar mejor los tiempos.
Para la directora de Servicios de Adecco Argentina & Uruguay Carla Cantisani, esta nueva realidad no asustó al segmento joven al respecto de buscar las primeras experiencias laborales. “Muchos se sienten más sólidos para interactuar por el canal digital. La presencialidad podía ser más tensionante para ellos”, dice Cantisani.
La referente de Adecco considera que la mayoría de las empresas configurarán modelos híbridos para fin de este año. “No sé cómo va a decantar, pero sí está claro que en esta etapa hubo un aprendizaje que llevará a una readaptación”, expresa.
A mitad del año pasado, Fabricio Gómez empezó a buscar trabajo para dejar de pedirles plata a sus padres y poder aportar a la economía familiar. Él tiene 21 años, vive en Córdoba capital y estudia Comunicación Social. “Empecé a buscar trabajo en callcenters, pero los requisitos que pedían para empezar no los podía cumplir”, cuenta Gómez. Una de las ofertas que le compartieron pedía disponer de lo siguiente: una PC con memoria RAM de 4 GB o superior; procesador I3 o superior; Windows 8 o superior; y servicio propio de internet contratado de 20 MB o superior. Quedaba explícito que los requisitos eran excluyentes. Gómez recibió otra propuesta en el mismo rubro, pero tampoco pudo cumplir con lo que se pedía para postularse (también en relación a una PC y auriculares con determinados requisitos mínimos).
Hace tres meses, Gómez comenzó a trabajar de forma presencial haciendo auditorías en supermercados. Es su primer trabajo registrado.
Nicolás Rocha, director regional de Bumeran Selecta, considera que actualmente existe un desafío muy grande para los jóvenes que están haciendo sus primeros pasos laborales, ya que el mercado de empleo no se encuentra en crecimiento y eso complejiza la búsqueda de un primer trabajo. “Durante el 2020, muchas compañías que suelen tener programas de pasantías o que buscan posiciones junior dejaron en stand by estos proyectos dada la coyuntura. Prueba de esto es que estos avisos en nuestros portales (Bumeran y Zona Jobs) representaron menos del 15% del total”.
Como consecuencia, la oferta en este nicho de mercado es mayor a la demanda, estando así los jóvenes frente a una mayor competencia a la hora de buscar trabajo. “Esto hace que ciertas competencias como los idiomas o cuestiones técnicas sean un diferencial. Vale aclarar que hay ciertos sectores que son una excepción a esta regla, como lo son los de finanzas, ventas y tecnología que mantienen una demanda sostenida”, dice Rocha.
La experiencia: el mayor obstáculo para los más jovenes
“Conseguir el primer trabajo es casi imposible y con la pandemia se volvió peor”, descarga a través de Instagram Agustín Mottet, de 19 años y estudiante de Comunicación en UADE. El joven terminó la secundaria en 2019 y en 2020, en plena pandemia, comenzó la búsqueda laboral. “Los requisitos que te piden para empezar son muchos para un recién graduado. Te piden experiencia, pero ninguno te la quiere dar. Solo me llegan respuestas para prácticas no remuneradas. El mercado laboral es cada vez más exigente y más chico. Es desalentador que se valore más la experiencia que la capacidad. Nadie quiere perder tiempo en capacitar”, expresa.
Mottet comenzó la universidad de forma remota y considera que eso es una traba para hacer nuevos vínculos y networking. “Muchas veces el primer empleo se encuentra por contactos”, comenta.
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Fundación Forge tiene un programa enfocado en el desarrollo de habilidades socioemocionales. El año pasado a través de la virtualidad la organización capacitó a 2.650 jóvenes. Hoy tuvieron que adaptar las capacitaciones y entrenarlos para entrevistas de trabajo virtuales. Unos 900 chicos pasaron por la experiencia de entrevistas simuladas.
“La problemática de empleo joven se profundiza cada vez más en la región. Esperamos que en este mundo tan desigual se empiecen a dar oportunidades a las comunidades más golpeadas”, expresa Marcelo Fernández, director nacional de Forge.
Marcelo Miniati, director ejecutivo de Cimientos, una organización de la sociedad civil que promueve la equidad educativa, observa que tras la pandemia la oferta de empleo formal se redujo. Expresa: “De todas formas, es fundamental estimular la motivación y apoyar a los jóvenes para que sigan aplicando a las búsquedas para que ese primer empleo se haga realidad”.
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