Desde que comenzó la guerra civil en Siria, más de 15.000 médicos han abandonado ese país y hasta el 80% de sus instalaciones sanitarias han sido dañadas. Por eso el trabajo persistente de un cirujano maxilofacial argentino, Alejandro Roisentul, que atiende a los heridos sirios en el hospital israelí Ziv (situado en la zona de Safed, cerca de la frontera entre Israel y Siria), ha destacado a tal punto que una fundación llamada Friends of Ziv lanzó en septiembre una campaña global para postular a Roisentul y a sus colegas al Premio Nobel de la Paz.
Roisentul, que tiene 53 años y egresó de la carrera de Odontología de la Universidad de Buenos Aires en 1986, es ahora el director de la Unidad de Cirugía Maxilofacial del hospital. Ha atendido, desde 2013 y junto a su equipo, a unos 4.000 sirios gravemente heridos, de los cuales el 17% eran niños. Lo ha hecho sin importar que Siria e Israel sean enemigos históricos. “La medicina es el antídoto al odio”, afirma la fundación Friends of Ziv.
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Una publicación compartida por Alejandro Roisentul (@alejandroroisentul) el 10 de Oct de 2018 a las 11:48 PDT
“Yo he jurado el juramento Hipocrático cuando me recibí en la UBA muchos años atrás”, dijo Roisentul a Radio Jai, “y aprendí que uno tiene que tomar las decisiones no sólo en favor personal, sino que hay que pensar en la comunidad y el bien general de la humanidad. Mucho no hablamos con los pacientes, pero existe el lenguaje de los ojos, ese que es más fuerte y que no miente”.
Actualmente hay 331 candidatos para el Premio Nobel, entre los que se cuentan 216 personas y 115 organizaciones. “Me siento súper orgulloso de poder, de alguna manera, representar el arduo trabajo de muchos enfermeros, paramédicos y médicos”, dijo Roisentul, “que desde hace ya años están brindando asistencia médica a niños, adolescentes, mujeres y jóvenes que han escapado de los horrores de la guerra civil de Siria”.