“En tu talle, no lo tenemos”. Esta sencilla frase que muchas personas escuchan al ingresar en un negocio en Argentina puede resultar terrible a los oídos de quienes recorren los locales de las marcas más reconocidas para renovar su placard. Especialmente, si se trata de adolescentes. Es cierto que en el país existen varias normativas que exigen a las firmas ofrecer una amplia gama de tamaños en todas las prendas que se venden. Sin embargo, esta regla con frecuencia se desobedece y obliga a algunos clientes a dirigirse a una tienda especializada para poder comprar lo buscado.
Si bien en el terreno publicitario y en las redes sociales se impone la reivindicación de los “cuerpos reales”, a la hora de ir de shopping en las calles y centros comerciales de todo el país es otra la realidad.
Hecha la ley, hecha la trampa
En la Ciudad de Buenos Aires rige desde 2012 la ley 3.330, mejor conocida como la Ley de Talles. Allí se plantea claramente –en su artículo 1°- que “los establecimientos de venta, fabricación y/o provisión de indumentaria deberán asegurar la oferta de al menos ocho talles diferentes correspondientes a medidas corporales normalizadas en las normas IRAM 5300 y sus actualizaciones”. Por otro lado, el artículo 4° de dicha ley señala que, en el caso de las prendas elastizadas, las marcas deben tener por lo menos dos tamaños para cada uno de los artículos.
En la provincia de Buenos Aires existe la Ley 12.665, que establece que, para las firmas de ropa para adolescentes, "es obligación la disposición de stock de los talles comprendidos del 38 al 48, para cada uno de los modelos ofrecidos a la venta".
A pesar de que en el territorio nacional en general hay en total 14 leyes que se proponen regular la existencia de variedad de talles en los comercios, ninguna de ellas se cumple. Lo que se plasma en sus textos no es lo que sucede una vez que se ingresa a un local de ropa, donde muchas veces encontrar algunos talles se vuelve casi una “misión imposible”.
La gran odisea
Según explica a RED/ACCIÓN Sharon Haywood, fundadora de la ONG AnyBody Argentina en favor de una moda inclusiva, “este país está muchos pasos atrás de lo que pasa afuera”. Lo que ocurre, detalla, es que “los talles que van desde el 44 hasta el 48 son los más difíciles de encontrar”.
La investigadora canadiense, cuya fundación forma parte del movimiento internacional Endangered Bodies, señala que los resultados de las investigaciones realizadas entre 2012 y 2018 son alarmantes. “Entre un 65% y un 70% de las mujeres de la Argentina se topan con dificultades a la hora de encontrar talles”, indica y agrega que “apenas un 5% de ellas no tiene ningún inconveniente para hallar prendas de su tamaño”.
Otros de los problemas que afectan a muchas mujeres de talles XL aparecen en una etapa posterior, cuando finalmente encuentran una prenda de su tamaño. En estos casos, suele pasar que la indumentaria les queda bien, pero es siempre ropa para señoras grandes, dado que no se ajusta a los parámetros de la moda.
Errores de medición
Al incumplimiento de las normas existentes se suma que la legislación sobre talles especiales alberga confusiones desde su misma gestación. Según Haywood, existen dos errores principales en la regulación de este asunto a nivel nacional. En primer lugar, las normativas que existen en el país son, por lo general, provinciales y no existe una unificación legal que permita un mayor control de su cumplimiento.
Además, explica la investigadora, “las leyes están hechas en base a los talles establecidos en las normas IRAM, que son tamaños que no se ajustan a los cuerpos nacionales, sino que toman como modelo las figuras de otros países, que suelen ser más pequeñas. El problema radica en que Argentina importó un estereotipo de belleza de Europa”.
Otros casos en el mundo
A nivel internacional resulta evidente que, con el avance del tiempo, los “cuerpos reales” fueron haciéndose un lugar en las pasarelas del mundo. El caso más famoso es el de Ashley Graham, quien se transformó en todo un ícono de la belleza real. La modelo trabajó para firmas como Levi y llegó a ser tapa de la prestigiosa Vogue.
En algunos países, como España, la incorporación de talles XL de modo masivo sigue siendo una cuenta pendiente. En diálogo con RedAcción, la modelo “curvy” catalana Thais Pellicer cuenta que, “por lo general, las firmas tienen hasta el talle 44”.
La esperanza viene de otras partes del mundo, como Los Ángeles, donde la moda más “real” se impuso de manera contundente. De hecho, la española que trabaja para Estados Unidos señala que allí es posible encontrar hasta el talle 60 con facilidad.
Sin embargo, en Argentina todavía hay mucho por hacer. Así lo afirma Haywood, quien desde el portal change.org presentó un proyecto para la creación de una ley de talles “coherente, inclusiva y nacional” con criterios unificados y una tabla de talles que se ajusten a los cuerpos locales. La propuesta ya superó las 28.000 firmas y arroja una luz de esperanza sobre posibles cambios en esta materia.