En su libro “Por qué fracasan los países - Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza” los economistas Daron Acemoglu y James Robinson aseguran que más que un plan de desarrollo, lo que antes necesitan los países son instituciones inclusivas, ya que permiten distribuir de forma equitativa el poder. Como consecuencia, originan un modelo económico inclusivo que da lugar a lo que llaman un círculo virtuoso; en contraposición, están los países con instituciones extractivas, cuyos regímenes autoritarios concentran el poder en unas pocas personas y fomentan un único sistema económico extractivo, lo que da lugar a un círculo vicioso.
Pese a la dificultades para medir la fortaleza de las instituciones, cada vez surgen más informes que nos dan algunas pistas. Uno de ellos es el ranking de percepción de corrupción que anualmente elabora la ONG Transparencia Internacional, un movimiento global cuya visión es un mundo libre de corrupción en los gobiernos, empresas, sociedad civil y en la vida de los ciudadanos/as. En el informe del 2020, que publicaron recientemente, también evidencian cómo las instituciones fuertes pueden hacer la diferencia, para bien, en un contexto de pandemia.
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El índice evalúa la percepción del nivel de corrupción del sector público en 180 países según expertos y empresarios a través de una escala de cero a cien, donde cero corresponde a corrupción elevada y cien a corrupción inexistente. En este sentido, Argentina se ubicó en el puesto 78 de 179° con 42 puntos. Esto es la mitad de los puntos de Dinamarca y Nueva Zelanda, que lideran este ranking con 88, pero también bastante lejos de países vecinos como Uruguay y Chile, con 71 y 67 puntos. Lo bueno: hemos subido, en promedio, 8 puntos desde 2012; lo malo: en 2020 bajamos tres puntos respecto a 2019.
Corrupción y pandemia
Uno de los llamados de atención que hace Transparencia Internacional este año es sobre los efectos de la corrupción sobre la respuesta sanitaria global a la pandemia. Desde el desvío de fondos necesarios para inversión en salud, lo que repercute en falta de médicos, material sanitario, entre otras, hasta la falta de transparencia en el gasto público, algo que potencia el riesgo de corrupción y de gestiones ineficaces.
¿Cómo están las instituciones de Argentina para hacer frente a la pandemia? Para Pablo Secchi, director Ejecutivo de Poder Ciudadano -que es el capítulo local de Transparencia Internacional- uno de los puntos a mejorar son los sistemas de control de compras. En su opinión, los sistemas expost vigentes, como por ejemplo la Auditoría General de la Nación, no están preparados para la emergencia. “Se empezaron a ver muy rápidamente dificultades de respuesta a la pandemia en cuanto a transparencia. Tuvimos problemas con los organismos tanto nacionales como provinciales, en cuanto a cómo se ha comprado y lo poco que se ha transparentado ese tipo de compras públicas. Lo peor es que también fuimos demostrando cómo se fue abusando a nivel nacional del decreto de emergencia de compras públicas para saltear etapas”.
Si bien es necesario que haya un decreto que permita comprar de emergencia, ya que se trata de un momento en el que se tiene que actuar rápido, para Secchi el problema es que ese mismo decreto se ha usado para comprar insumos que no son de emergencia “como el caso de la policía que compró bozales para perros o una universidad que compró computadoras bajo decreto de emergencia”. Además de las compras irregulares, según sus cálculos solo se publicaron sólo el 20% de las compras que se hicieron en el marco de la pandemia. “Lamentablemente la compra pública en Argentina es muy poco transparente. Esa es la conclusión que sacamos.”
¿Qué podemos hacer?
¿Se pudieron haber evitado escándalos como el vacunatorio VIP o compras innecesarias de haber tenido instituciones más sólidas? Para Transparencia Internacional, la clave está en transparentar los procesos de compras públicas ya que son fundamentales a la hora de asegurar un uso adecuado de los recursos.
Para garantizar la transparencia se necesita contar, previamente, con procedimientos claros de asignación de partidas presupuestarias, contratación pública y auditoría. “En lo que hemos insistido, desde antes que aparezcan los problemas en las compras o las vacunas, es que si tenemos un sistema de compras de emergencia, necesitamos también un sistema de control de emergencia”.
En este momento en el que el abastecimiento de vacunas está acaparando toda la atención de la pandemia, proponen procesos de contratación abiertos, reforzar los organismos de supervisión y publicar datos pertinentes y accesibles, entre otros.
¿Cómo fortalecemos las instituciones más allá de la pandemia?
Acemoglu y Robinson aseguran en su libro que no hay una receta, ya que cada país es el resultado de procesos históricos y coyunturas críticas. Para Pablo Secchi, que lleva años trabajando sobre el tema en Argentina, el problema de nuestras instituciones radica en los fuertes vínculos políticos entre los poderes del estado. Ejemplo de esto es que no contamos con un Defensor/a del pueblo, en parte, porque los partidos mayoritarios no se ponen de acuerdo.
Una de las llaves hacia instituciones sólidas es transformar primero los partidos desde adentro. Y para ello es fundamental que las juventudes de los partidos formen cuadros en materia de prevención de corrupción, como conflicto de intereses, presentación de declaraciones juradas para conocer patrimonios, recomendaciones de políticas públicas para que no se llegue al acto de corrupción, entre otras.“Tenemos que transformar las instituciones y limitar un poco más a la política y que cumpla determinadas reglas porque las mismas personas que hoy debilitan las instituciones, son quienes tienen que fortalecerlas.”
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