Se separó Daft Punk y ahora solo nos queda la grandiosa música que hizo y la conversación que promovió acerca de la dicotomía entre hombre y computadora. ¿Llegará el día en que las computadoras hagan buenos libros? Mientras esperamos, el Nobel anglojaponés Kazuo Ishiguro lanza una novela sobre una “Amiga Artificial”.
“No hay duda de que durante esta década van a irse publicando novelas escritas por algoritmos, que serán cada vez mejores”, dice Jorge Carrión.
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RIP Robots. La semana pasada Daft Punk anunció su disolución después de casi 30 años. El dúo tecnohouse hizo excursiones con mucho éxito al funk y al disco, y deja una huella honda en la música del siglo XXI. Los streamings de Daft Punk se dispararon casi un 500% el día de la noticia, las ventas online de canciones aumentaron un 1.335% y las ventas de álbumes digitales, un 2.650% (según Alpha Data y Rolling Stone).
Aunque la obra del dúo está más apoyada en lo visual que en las palabras, igual su the end me conmovió al punto de traerlo a SIETE PÁRRAFOS. Me puse a leer sobre sus lyrics y encontré algunas cosas interesantes:
En “Around the World”, la canción de Homework (1997), la frase “Around the World” se repite 144 veces en la versión del álbum y 80 veces en la edición de radio, siempre procesada con un vocoder (¿qué diablos es un vocoder?).
Pharrell Williams se reunió en París con Daft Punk para grabar “Get Lucky”, el megahit de Random Access Memories (2015). Williams le dijo a Rolling Stone que primero cantó su letra y los Daft Punk le dijeron que lo cantara “de nuevo, de nuevo, de nuevo”. Luego hizo cuatro o cinco tomas más, eligieron la mejor y después cantó cada una de esas partes una y otra vez. “Los robots son perfeccionistas”, dijo Williams.
Y hablando de “Get Lucky”, también Barack Obama la canta. Dale PLAY:
Sobre el título de Random Access Memories, los Daft Punk dijeron a NPR: “Es el paralelo entre el disco duro y el cerebro humano, pero en realidad también es divertirnos con la palabra ‘memory’, que se convirtió en una palabra muy técnica y muy estéril. Y cuando usas el plural, que es ‘recuerdos’ [memories], es algo diferente. Es algo que es muy emocional, y siempre nos interesó mucho la diferencia entre tecnología y humanidad”.
¿Y el nombre del dúo? La primera banda de los dos Daft Punk se llamó Darlin’ y terminó bastante pronto. Una mala crítica le puso: “Daft punky thrash”. Y así Daft Punk nació en 1993, con el nombre inspirado en ese latigazo.
¿Conocés más curiosidades del universo de palabras de Daft Punk?
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- Leé más sobre Daft Punk en CHILLAX: Vida eterna a Daft Punk, vuelve el FIBA y el ocio según Martín Churba
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Literatura escrita por máquinas. Lo que Daft Punk promovió durante su larga vida fue una conversación acerca de la dicotomía, a veces promiscua, entre hombre y computadora (entre sus tracks, “Human After All” es uno de mis favoritos). En esa conversación también cabe la pregunta: ¿llegará el día en que las computadoras escriban buenas novelas?
“Si las computadoras pudieran hacer literatura”, dice en este ensayo Angus Fletcher —doctor en Literatura y licenciado en neurociencias—, “podrían inventar como Wells y Homero, reemplazando a los autores de ciencia ficción para diseñar la próxima utopía-distopía. Y ahora mismo, probablemente, sospechas que las computadoras están a punto de hacerlo (...) Se ha convertido en una obviedad de la cultura pop a tal punto que [la revista] Wired tomó un algoritmo, SciFiQ, para crear ‘la pieza perfecta de ciencia ficción’”.
- Pero: “Si bien una computadora existe en cuatro dimensiones, solo puede pensar en tres [Y/O/NO]. Es un producto del razonamiento causal, pero no puede producir por sí mismo razones causales”.
- O sea: “Esto no quiere decir que la inteligencia artificial (IA) sea tonta; los circuitos rigurosos de la IA y la prodigiosa capacidad de datos la hacen mucho más inteligente que nosotros en la lógica aristotélica. Tampoco significa que los humanos poseamos alguna esencia creativa metafísica de la que carecen las computadoras. Nuestros cerebros también son máquinas. Pero hay una dimensión narrativa del tiempo que existe más allá del presente matemático”.
Leé más sobre la tecnología que viene en la newsletter FUTURO.
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Extraño a Kirobo Mini. Hace unos años viajé a los cuarteles centrales de Toyota —en Toyota-city, prefectura de Aichi, Japón— y conocí a Kirobo Mini, un robot de compañía: un androide que tiene la edad mental de un niño de 5 años y que puede aprender lo que quieras enseñarle.
“Los robots nos darán consejos de amor”, me dijo el ingeniero Hisashi Kusuda, de uno de los departamentos de Planeamiento de Nuevo Concepto en la enorme corporación automotriz. En el futuro, ante una pelea o ante una propuesta, no habrá nada más exacto que la palabra de un robot amigo. “Será posible a nivel tecnológico, pero la siguiente pregunta es: ¿el ser humano querrá escuchar ese consejo o no?”, dijo.
“Preferimos decir que es un ‘compañero de comunicación’”, me dijo el ingeniero, un hombre formal y preciso. “Cuando dices ‘robot’, puede que lo asocies con un robot industrial. Pero este es diferente: a medida que más le hablas, más aprende sobre ti y así puedes hacer crecer tu relación con él. Buscamos construir una relación de afecto entre la gente y las máquinas”.
De todo esto, poco más poco menos, habla Klara y el sol, la nueva novela de Kazuo Ishiguro (y la primera desde que en 2017 recibió el Premio Nobel). Dice la contratapa: “Klara es una AA, una Amiga Artificial, especializada en el cuidado de niños. Pasa sus días en una tienda, esperando a que alguien la adquiera y se la lleve a una casa, un hogar. Mientras espera, contempla el exterior desde el escaparate”. Llega a nuestro país en abril; en España sale mañana vía Anagrama.
- Leé mi crónica de Kirobo Mini: En el futuro, mi mejor amigo será un robot
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Otro tema. #ARTivismo: El poder de los lenguajes artísticos para la comunicación política y el activismo, de Antoni Gutiérrez-Rubí, publicado de la mano de Editorial UOC, ya se encuentra disponible online (y en las librerías de España).
El libro incluye una recopilación de más de 60 experiencias de todo el mundo que reflejan cómo el uso de lenguajes y formatos artísticos, sumado a las posibilidades que otorgan las nuevas tecnologías, puede ayudar a replantear nuevos vínculos entre la política y la ciudadanía. O sea, el artivismo como expresión de una nueva política.
Antoni Gutiérrez-Rubí, el autor, recomienda leer el libro con su nuevo albúm de Flickr en el que recolecta todas las prácticas referenciadas.
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El libro de LasTesis. Acaba de aparecer Quemar el miedo, del colectivo feminista chileno LasTesis (las del himno “Un violador en tu camino”, elegidas entre las 100 personas más importantes de 2020 por la revista Time). Las autoras dicen que es “un regalo subversivo para el mundo y un llamado a la revolución”. Quemar el miedo hace pública la doctrina de un colectivo que abrazó el arte como una forma de movilización.
En el libro abordan el origen de las protestas, analizan los diferentes feminismos, hablan sobre la importancia de desmontar el patriarcado e invitan a repensar la maternidad. Explican, además, por qué su lucha no es de izquierda ni de derecha, sino feminista, interseccional y queer.
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Tres preguntas a Jorge Carrión. Escritor, crítico cultural del New York Times y director del Máster en Creación Literaria de la UPF-BSM, explora las vanguardias cotidianas y la cultura del futuro en su podcast Solaris: Ensayos sonoros. Sus últimos libros publicados en Argentina son Lo viral y Contra Amazon (ambos de Galaxia Gutenberg), y Teleshakespeare (Interzona).
- ¿Estamos listos como público lector para recibir, leer, disfrutar, comentar, criticar y/o recomendar una novela escrita por una inteligencia artificial (IA)?
La lectura de Pharmako-AI de K Allado-McDowell es interesante pero totalmente insatisfactoria. Estamos todavía en el plano de los experimentos, no de los libros. No hay duda de que durante esta década van a irse publicando otras novelas escritas por algoritmos, que serán cada vez mejores, pero vamos a tener tiempo para ir evaluando e incorporando lentamente esa producción a nuestros sistemas de legitimación. Imagino que mucho antes que las novelas llegarán los libros técnicos. O los poemarios: los de muchos poetas influencers los podría haber escrito ya una IA. Y mejor.
- ¿Podría decirse que los algoritmos de las redes sociales, en el fluir de feeds & timelines, ya nos están contando un relato?
En efecto, son editores o DJs. Pero se rigen por criterios matemáticos que se acercan más a la métrica, al ritmo, al latido de la actualidad o de la información, que a una lógica narrativa. De modo que más que contarnos la realidad nos la ametrallan, nos la cortan y pegan, nos la bombean. Y seguimos siendo nosotros quienes convertimos esos fragmentos sincopados en relatos. Al menos de momento.
- ¿Qué fue lo mejor que leíste últimamente?
Mis dos lecturas de referencia sobre cultura y algoritmos son Programados para crear de Marcus du Santoy y La búsqueda del algoritmo de Ed Finn. Ambos excelentes.
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