El objetivo de los investigadores del CONICET no fue tanto entender el olfato en sí mismo, sino cómo aprendemos y cómo generamos memorias, explica la investigadora Antonia Marin-Burgin a RED/ACCIÓN. Este tipo de hallazgos son trascendentales, ya que “la mayoría de las cosas que realmente terminan aplicándose en humanos y generan grandes revoluciones en la medicina surgen de investigaciones básicas”, asegura.
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