Uno de los mantras más populares de la innovación es “evitar las críticas.” Se suele pensar que las críticas matan el flujo de la creatividad y el entusiasmo en un equipo.
La aversión a la crítica se ha esparcido significativamente en los últimos 20 años, especialmente a través de los promotores del pensamiento de diseño. En la plataforma online de enseñanza de la firma de diseño IEDO, la primera regla de la lluvia de ideas es aplazar la crítica. Para hacer que esta regla sea incluso más práctica y directa, otros la han replanteado para señalar: “Cuando una persona proponga una idea, no responda, ‘Sí, pero …’ para señalar errores en la idea; en lugar de ello diga, ‘Sí, y …’”, lo que pretende que las personas sumen a la idea original.
Nosotros desafiamos este enfoque, porque consideramos que crea un sentido superficial de colaboración que lleva a negociaciones y debilita las ideas. Nuestra visión, que es producto de años de estudiar y participar en proyectos de innovación, es que los equipos efectivos no aplazan la reflexión, sino que construyen a través de la crítica.
Por lo tanto, proponemos un enfoque diferente: la regla de “Sí, pero, y.”
Sugerimos combinar las mejores características de la crítica con las mejores de la formación de ideas. Cuando propone la idea A, un colega se refiere primero a lo que considera una falla en esta, brinda retroalimentación productiva (este es el “pero”), y luego sugiere una forma posible de superar o evitar la falla, planteando la Idea B (este es el “y”). A continuación, usted hace lo mismo: Reconoce la idea B, ofrece una crítica constructiva y desarrolla un nuevo e incluso mejor resultado. Esta clase de interacción alienta un profundo ciclo de diálogo crítico que puede llevar a una idea coherente y revolucionaria.
La regla de “Sí, pero, y” debe cumplirse con cuidado y disciplina. He aquí algunos sencillos lineamientos:
Primero, cuando perciba algo que no cierra en la idea, no diga simplemente, “Eso no funciona.” Explique el problema y proponga una mejoría que la hiciera funcionar. Cuando no entienda la idea, no diga “no me queda claro.” En lugar de ello, señale el punto específico que no es claro y proponga posibles interpretaciones alternativas: “¿Quieres decir X o Y?” Cuando le guste la idea, no la acepte como es. En lugar de ello, busque posibles mejoras y empuje para volverla incluso mejor.
Segundo, cuando escuche la crítica de alguien respecto a su idea, trate de aprender de ella. Escuche cuidadosamente, sea curioso y pregúntese, “¿Por qué mi colega está sugiriendo esta opinión que no está en línea con lo que yo veo? Quizá haya una idea incluso más poderosa escondida detrás de nuestras dos perspectivas.” La crítica se convierte en una fuerza positiva, enfocando al equipo en superar sus debilidades y mejorar la idea original.
El secreto de la crítica en la innovación está en el comportamiento conjunto de los participantes. Quienes plantean críticas deben encuadrar sus argumentos como sugerencias útiles y positivas. Quienes están siendo criticados deben usar esas críticas para aprender y mejorar sus ideas. Cuando se realiza con curiosidad y respeto, la crítica se vuelve la forma más avanzada de creatividad.
Roberto Verganti es profesor de liderazgo e innovación en el Politecnico di Milano y autor de “Overcrowded: Designing Meaningful Products in a World Awash With Ideas.” Don Norman es profesor y director del Design Lab en la University of California, San Diego, y autor de “The Design of Everyday Things.”
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