Voy en el asiento de un taxi de Nueva York, después de un movido vuelo desde Boston. Reviso mi teléfono y ahí siento el golpe: una ola de nausea, una opresión dolorosa y una sensación de ver extraños colores. Es una migraña. ¿Cómo voy a llevar a cabo mi día laboral?
La Organización Mundial de la Salud estima que las migrañas afectan aproximadamente al 30% de la población mundial, mientras que de un 1.7% a un 4% experimentan dolores de cabeza más de la mitad del tiempo. 91% de las personas que han sufrido migraña dijeron que han tenido que faltar al trabajo o de otra forma no podrían funcionar apropiadamente. Los empleadores pierden miles de millones de dólares cada año en productividad perdida o en empleados que toman días por enfermedad.
Ya que no estoy sola en cuanto a sufrir migrañas que pueden interferir con mi trabajo, le pedí algo de información y contexto al Dr. Donavon Khosrow Aroni, especialista en dolor craneofacial en la Tufts Dental School. Aroni enfatiza que todos los dolores de cabeza tienen causas diferentes, y es importante descubrir qué ocasiona específicamente el suyo.
El estrés puede jugar un rol principal. La diversidad de potenciales detonantes y su inevitabilidad, dificultan que quienes sufren migraña obtengan alivio.
Después de casi cinco años de buscar una solución, probando todo, desde masajes hasta ver a un neurólogo y el Botox, fue necesario un dentista habilidoso y una complicada pieza de plástico para manejar mis migrañas, que resultaron estar provocadas principalmente por una horrenda tensión de la mandíbula.
Aunque mi caso es más extremo que la mayoría, muchos trabajadores de la economía de la información y adictos a los teléfonos inteligentes como yo, se están ocasionando dolor sin siquiera saberlo.
Buena parte del problema surge de un simple pero dañino ajuste en la postura que nos ocasiona todo ese “encorvamiento por los dispositivos”: ahora ponemos nuestros cuellos ligeramente hacia delante y miramos abajo. Por cada pulgada que movemos esa cabeza y cuello hacia delante o abajo, los músculos del cuello suman aproximadamente 10 libras de peso.
Esa postura y tensión afecta todas las estructuras anatómicas vecinas en el rostro. Esos músculos anormalmente tensos a lo largo de la mandíbula, el cuello y la parte alta de los hombros pueden intensificar severos dolores de cabeza y convertirlos en migraña. Además puede convertirse en un círculo vicioso, porque el dolor hace que tensemos los músculos todavía más.
Esto puede impactar cotidianamente en nuestro desempeño, calidad de vida y la calidad de nuestro sueño.
Si sufre de migrañas y acudir a un especialista en dolor craneofacial no es opción viable para usted, una simple técnica que recomienda Aroni es trabajar en su postura. Sea consciente de los detonantes que lo hacen tensarse, encorvarse o virar hacia delante. Simples técnicas pueden ayudarlo a ser más consciente de su cuerpo.
Disminuir la tensión toma tiempo, y no hay cura milagrosa. Sin embargo, por el bien de su ser profesional, además de su salud y felicidad, comience ahora.
Morra Aarons-Mele es la fundadora de Women Online y The Mission List.
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