En Estados Unidos y Europa, el modelo de doble ingreso es mucho más común que el modelo en que solo el hombre gana el sustento económico de la familia. Tanto hombres como mujeres están involucrados en un trabajo y en el cuidado de niños y ancianos. Equilibrar múltiples roles puede poner las relaciones bajo presión –porque simplemente no podemos hacerlo todo.
¿O sí podemos? Nos lanzamos a descubrirlo en dos estudios, orientados por la siguiente pregunta de investigación: ¿En qué forma las demandas de nuestra vida profesional y personal afectan la cantidad de respaldo que brindamos a nuestras parejas o compañeros de trabajo?
Nuestro primer estudio examinó a 26 parejas heterosexuales de doble ingreso, con edades de entre 22 y 57 años, en los Países Bajos. Los resultados mostraron que la jornada laboral de cada integrante influyó significativamente en sus relaciones en casa, pero el impacto fue muy distinto en los hombres y mujeres. Cuando los primeros tuvieron jornadas estresantes con extensas exigencias emocionales, les brindaron menos apoyo a sus parejas. En esos días, la calidad del tiempo que la familia compartió fue baja.
Cuando las mujeres estuvieron en esa situación, sus estresantes jornadas no afectaron la cantidad de apoyo emocional que le brindaron a sus maridos, ni a la calidad del tiempo que la familia pasó junta. Más aun, después de una jornada laboral satisfactoria, las mujeres brindaron incluso más apoyo emocional a sus esposos, y la calidad general del tiempo en familia mejoró. Cuando los hombres tuvieron un día satisfactorio en el trabajo, no brindaron más apoyo emocional a sus esposas, ni mejoró la calidad del tiempo en familia.
En nuestro segundo estudio, buscábamos descubrir si la vida en familia afecta similarmente qué tanto apoyo emocional brindan los empleados a sus compañeros de trabajo. Encuestamos a 128 empleados — 64 pares de colegas que trabajan juntos, con edades de entre 18 y 64 años, en los Países Bajos. Los resultados revelaron el mismo patrón de género que encontramos en nuestro primer estudio. Los hombres que tuvieron mañanas emocionalmente agotadoras en casa tendieron a brindarle menos apoyo a su colega. Las mujeres, por el contrario, no mostraron cambios en el apoyo que le brindaron a su colega, incluso después de una mañana difícil. Cuando las mujeres tuvieron mañanas satisfactorias en casa, también tendieron a darle más apoyo emocional a su colega, resultando en una mejor dinámica del equipo.
Ambos estudios confirman un patrón en el que los hombres parecen reducir el apoyo emocional cuando las demandas en otro rol se vuelven muy pesadas. Las mujeres brindan apoyo emocional sin importar sus demandas en otro rol, y también comparten el apoyo que reciben en un rol al otorgar más apoyo emocional en el otro, impulsando las relaciones.
Nuestra investigación revela que hay una substancial brecha de género a superar. Sin embargo, hombres y mujeres expresan una necesidad notoriamente similar: la de ser escuchados por su pareja o compañeros de trabajo. La escucha activa podría ser el primer paso adelante –no sólo para hacer que las personas se sientan apoyadas mientras comparten las alzas y bajas de sus vidas, sino también para acercar a los equipos. Hacerlo podría ayudarlo a tener un mejor entendimiento de los diversos roles que asumen su pareja y compañeros de trabajo en sus vidas cotidianas, cómo esos roles influyen en sus relaciones y cómo pueden mejorarlas.
Lieke ten Brummelhuis es profesora asociada de administración en la Beedie School of Business, de Simon Fraser University. Jeffrey H. Greenhaus es profesor emérito de administración en el LeBow College of Business en Drexel University.
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