“Piensa diferente,” decía el famoso anuncio de Apple en 1997. Excelente consejo, obviamente, para todos los creadores, innovadores y emprendedores. Sin embargo, para poder pensar diferente y plantear nuevas ideas o productos, primero hay que observar diferente.
La historia del Velcro es bien conocida. Un ingeniero suizo, George de Mestral, decidió observar más de cerca las semillas de plantas que se habían enganchado en su ropa después de un paseo en el bosque. Tomó su microscopio y observó que la naturaleza había integrado en ellos una serie de ganchos, que a su vez se anclaron a las fibras de su ropa. Así es como nació, bajo el nombre de Velcro, la famosa alternativa al cierre. Actualmente, hay un campo entero, llamado biomímesis, dedicado a imitar a la naturaleza para resolver problemas humanos.
Menos conocida, pero igualmente digna de fama, es la historia del jabón líquido. Un emprendedor estadounidense, Robert Taylor, decidió mirar de cerca la apariencia de las barras de jabón una vez que habían sido desenvueltas y estaban siendo usadas en los baños. Al acercarse a la jabonera, en un entorno que por lo demás estaba impecable, observó un desagradable charco viscoso. Se le ocurrió que la respuesta para evitar esa textura era jabón líquido dispensado en un hermoso envase — y así es como nació el jabón líquido que cambió a toda la industria.
En ambos casos, todo lo que se requirió para innovar fue un emprendedor que observó de manera diferente. Esta habilidad puede ayudarnos a construir un camino hacia lo nuevo y revolucionario, ya sea en las artes o en los negocios.
En su libro “Mastermind: How to Think Like Sherlock Holmes,” la psicóloga Maria Konnikova escribe: “Para observar, debe aprender a separar la situación de la interpretación, y a usted de lo que observa.” Como una técnica para mejorar nuestra habilidad de operar de esta forma, ella sugiere describir una situación de interés en voz alta o escribirle a un compañero. Como ella señala, Sherlock Holmes usaba de este modo a Watson para avanzar en sus observaciones al investigar un caso, y muchas veces era a través de este ejercicio que los puntos clave se volvían evidentes. Esta es una técnica a probar para quienes aspiren a ser emprendedores –o detectives consultores.
Nuestros cerebros están diseñados para evitar que pongamos demasiada atención, cuando se nos presenta una imagen cotidiana, de hecho dejamos de verla después de un rato. Sin embargo, esto no significa que el habituarse siempre nos convenga. Grandes artistas, emprendedores y creadores nos enseñan que, al ver en forma diferente, podemos terminar viendo lo que nadie más ha visto. Así es como el futuro se construye.
Adam Brandenburger es profesor en la Stern School of Business y la Tandon School of Engineering de New York University
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