Hace algunos años, tuve la idea de construir una base de datos digital de tesis escritas por los estudiantes en universidades africanas. Quería visibilizar su trabajo ante la comunidad académica en general. El proyecto tomó semanas, luego meses, después años. Finalmente, me rendí: simplemente no tenía el tiempo.
Entonces, en una parada de descanso en alguna carretera de Connecticut, encontré algo de motivación.
Estaba manejando hacia un taller de liderazgo y me había orillado para descansar cuando noté a algunas hormigas en acción. Observé que cuando una hormiga encontró comida, otras se reunieron inmediatamente para ayudar a jalar la comida a su área de almacenamiento. Accidentalmente lastime una de ellas. Rápidamente, todas se reunieron y evacuaron a la hormiga herida. Después se reorganizaron y continuaron en la línea que habían creado. No observé ninguna jerarquía o supervisión formal, pero estaban logrando enormes tareas, como mover piezas de comida con un peso 30 veces superior al de ellas.
Los investigadores nos han dicho que los animales de enjambre, como las hormigas, pueden enseñarle mucho a los humanos respecto a la planeación, la estrategia militar y la administración de negocios. Ellas toman decisiones como grupo y dependen unas de otras para sobrevivir.
Conforme observé, mi proyecto de archivo de tesis me vino a la mente. Me pregunté “¿No sería bueno confiar en que otros te ayuden?” Justo entonces, tomé estas decisiones respecto al proyecto:
- Las hormigas trabajaban como equipo. Yo formaría un equipo, reuniendo profesionales.
- Las hormigas confiaban entre sí. Yo abandonaría la noción de que trabajar solo era la única forma de garantizar calidad.
- Las hormigas mantenían líneas abiertas de comunicación, de forma que pudieran ayudarse entre sí y compartir el botín. Yo compartiría mis ideas con personas de ideas similares.
- Las hormigas de diferentes tamaños trabajaban como socias. Me acercaría con otros y convertiría la tarea en nuestro proyecto y no solo en el mío. Tanto como sea posible, cada miembro del equipo recibiría asignaciones con base en sus capacidades individuales.
- Las hormigas eran diligentes y enfocadas. Alentaría a mi equipo a seguir trabajando, incluso cuando avanzara lento. Las fechas límite nos darían enfoque.
- Las hormigas se reagruparon después de la crisis. En lugar de renunciar, como yo lo había hecho antes, estaría abierto a probar nuevas ideas si las antiguas no funcionaban.
Para los dueños de pequeños negocios, especialmente, hay una gran lección aquí: el éxito se alcanza con mucha mayor facilidad involucrando a todos los miembros de la organización y confiando en los trabajadores de todos los niveles. No debe pensar que usted es el único de cerrar las ventas, instalando los productos y perfeccionando el diseño. Dele a otros la oportunidad de fracasar o tener éxito, y nunca dude en pedir ayuda. He aprendido a reenviar correos electrónicos sobre el proyecto a otras personas. También comparto reportes de avance y desafíos con todos los miembros del equipo. Entre más personas sepan en dónde estamos, más plantearán soluciones. Nunca sabe qué miembro del equipo tiene la información o las redes que pueden liberar futuras oportunidades de crecimiento, a menos que se comunique con el equipo. Esto significa entender que los hormigueros no se construyen con elefantes, sino con los esfuerzos colectivos de pequeñas hormigas.
Ndubuisi Ekekwe es un fundador de la organización sin fines de lucro African Institution of Technology y presidente de Fasmicro Group.
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