Más allá de ‘google classroom’: ¿qué competencias digitales necesitan los docentes? - RED/ACCIÓN

Más allá de ‘google classroom’: ¿qué competencias digitales necesitan los docentes?

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La competencia digital docente implica que los profesores sean capaces de utilizar eficazmente las tecnologías digitales en su enseñanza, lo que requiere tanto una actitud favorable hacia su uso como un dominio técnico de estas herramientas.

Más allá de ‘google classroom’: ¿qué competencias digitales necesitan los docentes?

Teacher Photo/Shutterstock

Vivimos en un mundo cada vez más digital. La tecnología está presente en todos los aspectos de nuestra vida, incluyendo la educación. Los profesores de hoy, y los del futuro, no solo deben ser competentes en su uso, sino también guiar a los estudiantes en el desarrollo de su competencia digital ciudadana.

La competencia digital docente es el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes que permiten al profesorado usar las tecnologías digitales de forma eficaz en la enseñanza. Para desarrollarla, resulta necesario tanto una actitud positiva como un dominio técnico de las herramientas digitales.

Estudios recientes indican que el profesorado en ejercicio en España tiene un nivel medio de competencia digital docente, similar al de otros países europeos como Portugal o Alemania. La creación de contenidos digitales, los derechos de autor y la seguridad digital son los aspectos más desafiantes.

Brecha digital: un desafío para la educación

En España, el Ministerio de Educación y Formación Profesional ha desarrollado una guía para la formación y evaluación en competencia digital del profesorado de todos los niveles educativos.

Esta guía se llama Marco de Referencia de la Competencia Digital Docente y se basa en el marco similar europeo (DigCompEdu).

Esta competencia va más allá del dominio técnico de las herramientas digitales, es decir, el uso de aplicaciones o plataformas específicas como Google Classroom y el manejo de dispositivos portátiles, las pizarras digitales interactivas o aquellos vinculados a la robótica educativa, por ejemplo.

Según este marco de referencia, se compone de seis áreas relacionadas con las actividades profesionales de los docentes:

  1. Compromiso profesional. Uso de la tecnología para el trabajo colaborativo, la mejora de la práctica profesional, el control de la privacidad y la seguridad en internet.
  2. Contenidos digitales. Selección y creación de materiales educativos digitales.
  3. Enseñanza y aprendizaje. Uso de la tecnología en los procesos de enseñanza y aprendizaje.
  4. Evaluación y retroalimentación. Uso de la tecnología en la evaluación del alumnado durante el proceso de enseñanza y aprendizaje.
  5. Empoderamiento del alumnado. Uso de la tecnología para facilitar la inclusión, la atención a la diversidad y el compromiso activo del alumnado.
  6. Desarrollo de la competencia digital del alumnado. Desarrollar en el alumnado el uso creativo y responsable de la tecnología en el contexto escolar y en su vida cotidiana.

Actuar sobre la brecha digital y de género

El profesorado puede y debe contribuir a reducir las diferentes brechas digitales. Estas tienen que ver con las desigualdades que van desde el acceso a las tecnologías hasta el desarrollo de la competencia digital en el alumnado. Una de sus consecuencias es el uso excesivo o inadecuado de las tecnologías, que puede afectar la salud física y mental de la población.

También existe una brecha digital de género que está presente desde la infancia hasta la edad adulta. Esta brecha abarca desde el uso de la tecnología hasta las percepciones y actitudes hacia la misma.

Por ejemplo, las chicas son más conscientes de los riesgos del uso excesivo de la tecnología y la ciberseguridad (la forma de protegerse en el mundo digital).

Por otro lado, los chicos se muestran más seguros al usar la tecnología y tienen una actitud más positiva hacia ella.

Estos resultados se obtienen de la investigación llevada a cabo en el proyecto Mindgap.

Esto supone que con los chicos habría que incidir especialmente en las competencias tecnoéticas, que están relacionadas con el uso responsable de las tecnologías.

Al mismo tiempo, se deben trabajar con las chicas ciertas habilidades tecnológicas, promoviendo en ellas una actitud más positiva hacia la tecnología.

Para disminuir esta brecha, se necesitan profesoras referentes con un alto nivel de competencia digital, así como fomentar la educación en igualdad para ambos sexos desde la educación infantil.

Formación docente para el liderazgo digital

El profesorado necesita una formación específica para desarrollar la competencia digital del alumnado. Las universidades y la administración educativa deben garantizar el desarrollo de esta competencia profesional durante la formación inicial y permanente de los docentes.

En 2022, el Ministerio de Educación y Formación Profesional español publicó un acuerdo para establecer los procedimientos para la acreditación de esta competencia profesional. Desde entonces, las diferentes administraciones educativas han puesto en marcha programas de formación permanente dirigidos a acreditar los diferentes niveles del Marco de Referencia de la Competencia Digital Docente.

La formación inicial en competencia digital docente depende de los planes de estudio de cada universidad, por lo que no siempre se incorpora de la misma manera y en ocasiones resulta insuficiente o poco adecuada. Por tanto, es necesario incorporarla en los planes de estudio y consensuar los criterios para evaluarla.

Más allá de los aspectos técnicos

Esta formación debe ir más allá de los aspectos técnicos y centrarse en el desarrollo del componente pedagógico, es decir, en el uso de la tecnología para mejorar los procesos de enseñanza–aprendizaje: la atención a la diversidad en el aula, la evaluación y seguimiento del alumnado o el desarrollo de su competencia digital, entre muchos otros aspectos.

Además de la formación docente, el liderazgo a diferentes niveles (administración, centro educativo, aula) es esencial para desarrollar la madurez digital de los centros educativos. La madurez digital se refiere a la capacidad de la institución escolar para integrar de forma efectiva las tecnologías digitales tanto en los procesos de enseñanza y aprendizaje como en la gestión administrativa.

En definitiva, la institución escolar debe transformarse en un contexto innovador y de liderazgo dentro de la sociedad, y, en concreto, en cuanto al uso de las tecnologías. En este sentido, es importante fomentar la colaboración entre diferentes instituciones para compartir experiencias y prácticas innovadoras de uso de las tecnologías digitales.

Retos de futuro: la inteligencia artificial

La expansión de la inteligencia artificial es uno de los retos actuales en la educación. La reacción de las instituciones educativas ha sido muy diversa ante el uso de herramientas de IA generativa como ChatGPT.

El papel del profesorado es clave ante el uso de herramientas en la educación. No debemos olvidar los riesgos que esta tecnología conlleva. Por ello, desde la administración educativa y las universidades se debe ofrecer una formación específica a docentes que promuevan un uso responsable. Esta formación debe abarcar desde el funcionamiento de las herramientas de IA y cómo pueden ayudarnos en los procesos de enseñanza y aprendizaje, hasta los aspectos éticos y legales que implica su uso.

Es necesario también promover una actitud positiva y abierta al cambio por parte de docentes y administraciones.

Este reto requiere un esfuerzo conjunto de toda la comunidad educativa para asegurar una educación de calidad en la era digital.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.