¡Buenos días! El lanzamiento de Threads, la nueva red social de Meta, señala a los profesionales de la comunicación lo obvio: que no hay espacio para la comodidad, que la foto de ayer ya quedó vieja y que en un mundo en el que lo único constante es el cambio, la consigna es adaptarse o morir.
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Hilos. La semana pasada, Meta anunció que estaba disponible Threads, una aplicación que hace espejo con los mensajes directos de Instagram que se envían a “amistades cercanas”, especialmente pensada para fotos y textos cortos. Según algunos expertos, la nueva app se perfila como Twitter’s killer, por su éxito inicial —100 millones de seguidores en menos de 5 días— y por contar con la robusta espalda financiera de Meta, que se puede dar el lujo de no incluir avisos publicitarios en su nuevo invento por tiempo indeterminado. A Twitter le aparecen enemigos mortales todo el tiempo. Y por ahora resiste.
El lanzamiento tiene el morbo añadido de la competencia entre Mark Zuckerberg y Elon Musk, pero se alimenta además con ingredientes que potencian su interés: a las cifras prometedoras iniciales, se suman los comentarios de los expertos a favor y en contra y la demanda judicial por plagio que impulsa Twitter. Una jugada que parece tener más sustento comunicacional que jurídico: es difícil que los tribunales digan que se puede patentar la idea de una red social que incluye textos, pero posicionarse como el original al que los demás intentan imitar ya es en sí misma una buena acción de marketing. Coca-Cola no sería lo que es si Pepsi no la acechara.
La noticia obliga a los profesionales de las PR a despabilarse y recuerda algunas prácticas básicas que aplican a Threads o a cualquier novedad que se le parezca:
- Saber qué pasó. Poder explicar lo básico: se lanzó, causó cierto revuelo, en las primeras horas está mostrando un nivel de adhesión importante. Y el contexto: desde la compra por parte de Musk, Twitter vive en un sobresalto crónico. Zuckerberg, por su parte, necesita mostrar dinamismo a sus accionistas, después de los resultados económicos preocupantes de los últimos trimestres.
- Saber cómo funciona. Gustos e inclinaciones aparte, no hay otra opción que ser early adopters. No se puede hablar de una nueva aplicación sólo desde la teoría. Funcionamiento básico, interfaz con Instagram y diferencias con Twitter. Empezando por los 500 caracteres y el público relajado que puebla por ahora el territorio de Threads.
- Saber para qué sirve. No está claro todavía, pero se irá perfilando en las próximas semanas. ¿Generará conversación sobre los mismos temas que se discuten en Twitter, pero con un tono menos confrontativo? ¿Las imágenes de Instagram necesitaban un complemento de texto? ¿Había realmente un nicho insatisfecho?
SixDegrees y Hi5 casi en la prehistoria. LinkedIn y MySpace en 2003, YouTube en 2005, Facebook y Twitter en 2006, Instagram y Pinterest en 2010, TikTok en 2016. Y en el medio, cientos de otras apps. Algunas inmensamente populares y otras destinadas al irremediable olvido. En una década, el paisaje probablemente se parecerá poco al de ahora. Mejor ir con los ojos bien abiertos y la cabeza fría.
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Tres preguntas Anne Applebaum. Es una periodista, historiadora, columnista y escritora estadounidense especializada en comunismo y desarrollo de la sociedad civil en Europa del Este y la Unión Soviética y Rusia.
—Las narrativas asociadas a las instituciones de la democracia liberal pueden llegar a ser poco atractivas. ¿Cómo se puede cambiar esto?
—La pregunta es cómo comunicar en este nuevo mundo y qué tipo de lenguaje deberíamos utilizar, cuál es el que funciona. Se trata de ver cómo, utilizando este lenguaje, se pueden formar nuevas coaliciones de gente. En internet hay infinitas maneras de crear comunidades digitales y coaliciones de votantes. Esto es exactamente lo que ha logrado hacer la extrema derecha. Y ahora es una tarea pendiente de la centroderecha y la centroizquierda. En las últimas elecciones de los Estados Unidos, las que ganó Joe Biden, una de las cosas que hemos visto es que los demócratas han experimentado con el lenguaje y han apelado a la unidad y a la solidaridad — “estadounidenses juntos”—. Se han dirigido a los problemas concretos de la gente, como los trabajos o las infraestructuras, en lugar de centrarse en las guerras culturales. Han intentado devolver la conversación política norteamericana a la realidad, a cosas que todos podemos hacer juntos.
—Hay una epidemia de soledad en Occidente. ¿De qué manera se vive esta soledad en Estados Unidos frente a Europa?
—En los Estados Unidos el fenómeno es claramente visible. Un estudio reciente mostraba que las personas tienen menos amigos que antes. La gente se mueve mucho, cambia mucho de trabajo, no forma parte de una familia o de una comunidad, como ocurría hace veinte o treinta años. En este sentido, el desarraigo y la falta de pertenencia están nutriendo los nuevos fenómenos políticos. Tuve una discusión con David Brooks (periodista del New York Times y la PBS) sobre esto hace un par de semanas. Él piensa que la soledad –el aislamiento de la gente– es el principal problema de la política norteamericana, pero yo sigo pensando que los cambios en el proceso de comunicación pública y las redes sociales son un problema mayor, porque modifican radicalmente la manera en la que las personas hacen política.
—¿Cuál está siendo la influencia de los intereses privados en la política y en la opinión pública?
—Ahora más que nunca, en los Estados Unidos hay compañías y personas tan ricas que influyen en la esfera pública de la manera en que más les beneficia. No hay nada nuevo: las grandes empresas siempre han tenido voz en la política y en las políticas públicas, pero la última vez que tuvimos una gran desproporción entre lo que quería un grupo reducido de compañías y el resto del mundo fue a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando los grandes conglomerados fueron divididos durante la presidencia de Theodore Roosevelt. Algo similar a esto se está produciendo con Joe Biden. No es que no queramos que existan compañías ricas —tienen una clara función en la sociedad—, sino que algunas de ellas tienen una influencia desproporcionada. Y la administración Biden está muy interesada en cambiar esto.
Las tres preguntas a Anne Applebaum se tomaron de la entrevista hecha por Elena Herrero-Beaumont, publicada en Ethic. Para acceder a su versión completa podés hacer click acá.
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Novedad. Threads no es el primero, ni será el último, de los competidores que le surgen a Twitter. Desde que Elon Musk tomó el control de la red del pajarito azul, le nacen challengers como hongos, hasta ahora sin demasiado éxito. Quizá Threads sea la excepción. Este artículo describe la nueva red de Meta, nacida en interfaz con Instagram y algo contaminada de su estética, que está teniendo una gran perfomance en sus primeros días de vida. En unos meses sabremos si esta golondrina viene aislada o si preanuncia el verano.
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Academia. On the record, off the record, on background y not for attribution son términos comunes en el mundo del periodismo y las PR, particularmente en los países sajones, que tienen sus matices, no siempre conocidos por quienes no pasaron por las aulas de una escuela de periodismo. Este artículo publicado en Rethink, ya referido antes, lo explica de manera didáctica y clara.
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Oportunidades laborales
- Accenture Argentina activó la búsqueda de Global Industry Group Program Manager for CMT - Senior Manager.
Hasta acá llegamos esta semana. Todas tus ideas, propuestas o consultas son bienvenidas. Podés escribirme a [email protected]
¡Hasta el próximo miércoles!
Juan
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