El 20 de junio es el Día Mundial de los Refugiados, es decir, de las personas que, a consecuencia de guerras, revoluciones, persecuciones políticas, se ve obligadas a buscar refugio fuera del país en el que viven.
Desde la invasión rusa en Ucrania, el 24 de febrero de este año, 6 millones de ucranianos huyeron de su país. Estamos hablando del mayor desplazamiento forzoso de una población en el viejo continente desde la Segunda Guerra Mundial, un fenómeno con profundas consecuencias en múltiples niveles.
Sin embargo, más allá de la crisis de refugiados ucranianos, hay muchas otras crisis en el mundo que hoy reciben menos prensa, que también son de extrema gravedad y que mueven poblaciones aún mayores. Según un último informe de ACNUR (el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), hoy hay 100 millones de personas desplazadas en el mundo. Es un récord histórico.
Aunque hay personas que consiguen volver a sus hogares (en 2021, casi 6 millones de desplazados lograron hacerlo) la problemática exige una pronta y eficiente respuesta por parte de comunidad internacional y también llama a preguntarse sobre cuáles serían las soluciones de raíz.
Desde que empezó la guerra en Ucrania, el 24 de febrero de este año, alrededor de 6 millones de ucranianos huyeron a otros países. De todos ellos, 5 millones están en algún país de Europa, de los que 3,5 millones se registraron en un programa de protección o asilo. Aproximadamente un 40% de los refugiados son menores de edad y que entre un 50% y un 60% son mujeres. La mayoría cruza la frontera de a pie o por transporte terrestre a países limítrofes, como Polonia, Moldavia, Eslovaquia, Hungría o Rumania. De todos ellos, Polonia es el destino mayoritario, con casi 4 millones de personas que entraron al país desde que empezó la guerra.
Desde varios organizaciones internacionales, como ACNUR, destacan la pronta y eficiente respuesta por parte de países europeos a los refugiados ucranianos, pero insisten en que existen millones de personas que están padeciendo esta misma realidad en otras partes del mundo. Según el último informe de esta organización, publicado el 16 de junio, en el mundo hay más de 100 millones de personas que fueron desplazadas a la fuerza de su país o zona de origen. Para diciembre de 2021, más de dos tercios de ellas provenían de cinco países: Siria, con casi 7 millones de personas, Venezuela, con casi 5 millones, y luego Afganistán, Sudán del Sur y Myanmar.
Con estos datos en mente nos hicimos varias preguntas:
- ¿Qué consecuencias (económicas, sociales, demográficas, culturales) trae el desplazamiento masivo de poblaciones?
- ¿Qué perspectivas tiene para su futuro una persona que se ve forzada a dejar su hogar?
- ¿Cómo trabajan la comunidad internacional y los distintos Estados para acoger a los refugiados?
- ¿Cómo hay que trabajar para que, lejos de esta tendencia, sean cada vez menos las personas que necesiten asilo en el mundo?
Conversamos con Analía Kim, Coordinadora de Comunicaciones de la Oficina Regional de ACNUR para el Sur de América Latina; Juan Negri, politólogo y Director de las carreras de Ciencias Políticas y Estudios Internacionales en la Universidad Di Tella, y Enrique Piñeyro, piloto y creador de Solidaire, una ONG que realiza vuelos humanitarios para relocalizar refugiados de Ucrania.
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