Sonia era una madre soltera de 23 años cuando empezó a trabajar como cartonera. Todas las noches, recorría las calles de La Matanza por seis horas, recolectando y clasificando residuos reciclables. Aunque lo que ganaba vendiendo cartón, plástico y vidrio era poco, era su única fuente de ingreso para mantener a sus tres hijos.
Hoy, 15 años más tarde, Sonia sigue en el oficio. Pero ya no más como recolectora, sino como la tesorera de la Cooperativa Nueva Mente, en Morón. Desde el 2009, la cooperativa ha logrado duplicar el porcentaje de residuos reciclables separados en el municipio, ahorrar miles de pesos en gastos de entierro de basura, y, por sobre todo, crear una fuente de trabajo digno para 30 familias.
En Argentina, se genera en promedio una tonelada de basura cada dos segundos. Aunque el 39% de estos desechos son reciclables, la mayoría termina en basurales. Según el Informe del estado del ambiente 2017 producido por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, solo el 12% de los plásticos generados a nivel nacional se reciclan.
¿Por qué? “[Existen] deficiencias en cuanto a la infraestructura, logística y comercialización de materiales reciclables o reciclados que atentan contra el reaprovechamiento de materiales”, explican desde la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable. Es decir, en la mayoría del país faltan tachos verdes, la recolección diferenciada con camiones es pobre, y mucha gente aún no separa en origen. A esto se le suman motivos económicos (en muchos casos, los materiales reciclados tienen un precio similar a los materiales vírgenes), y un alto grado de informalización en la actividad de reciclado.
Pero en algunos municipios del conurbano bonaerense, el trabajo colaborativo entre municipios y cooperativas de cartoneros ha generado una solución no solo para promover el cuidado ambiental, sino también para promover mayor inclusión social. Uno de estos ejemplos es la cooperativa en la que ahora trabaja Sonia.
“La idea era generar una fuente de trabajo estable, que les asegure a los recolectores poder tener un ingreso mínimo, pero que al mismo tiempo genere conciencia social sobre la importancia del trabajo de estas personas”, cuenta Virginia Pimentel, una de las fundadoras de la Cooperativa Nueva Mente y ex-cartonera.
Además de generar una fuente de empleo estable, otro de los objetivos principales de Virginia y sus compañeros era lograr una mayor integración de los recolectores en la sociedad. Con ese objetivo en mente, fundaron la Asociación Civil Abuela Naturaleza, a través de la cual ofrecen programas de formación profesional, apoyan emprendimientos que transforman residuos reciclados en productos comerciales (como bolsas, materos y cuadernos), y organizan talleres de arte y emprendimiento para los hijos de los recolectores.
“Es pensar en un modelo de sustentabilidad urbana donde lo ambiental se teje con lo social, con mejorar la vida a través de la educación, el trabajo, la manera en la que nos alimentamos y cómo vivimos la ciudad”, dice Alex Portugheis, uno de los integrantes de Abuela Naturaleza y coordinador del programa de recuperación de residuos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Comprá productos realizados con materiales reciclables y recuperados.
La importancia del apoyo del estado a nivel local
Aunque este modelo de cooperativas se ha vuelto la norma en la Ciudad de Buenos Aires, donde 5.300 recuperadores urbanos están organizados en 12 cooperativas que recolectan los materiales reciclables de la ciudad, establecer cooperativas sustentables en jurisdicciones más pequeñas presenta un desafío mayor.
“Hay que invertir mucha plata y recursos humanos en todo lo que tenga que ver con reciclaje. Hay pocos municipios que puedan destinar recursos para eso”, dice María Flavia Buono, Directora de Medioambiente y Forestación de Morón (por ley, el manejo de los residuos es responsabilidad de los municipios). “Las realidades de los municipios son muy complejas, y la prioridad a lo mejor no es el reciclado”.
En Morón, una de las razones por la cual la Cooperativa Nueva Mente pudo crecer de una manera sostenida fue el apoyo que recibió desde el gobierno municipal.
Desde el 2010, el municipio apoya a la cooperativa a través del pago de salarios mensuales para los recolectores y la provisión de uniformes y el espacio y maquinaria para la recolección y clasificación de materiales reciclables.
Esta “institucionalización” de la cooperativa también le permitió a los trabajadores acceder a grandes generadores de residuos, lo que significa más volúmen y una mayor sistematización de trabajo. Por ejemplo, desde el 2016 la cooperativa cuenta con un convenio con el Hospital Nacional Posadas, a través del cual recibe todos los desechos reciclables del hospital.
“Apoyar a estas cooperativas tiene que ver principalmente con la inclusión social. De no ser por la cooperativa, muchos de estos recolectores no tendrían otra opción de trabajo”, dice Buono. “Pero además, lo que nos dimos cuenta es que a la hora de implementar un plan de reciclado municipal, los que más sabían eran los cooperativistas”.
Según Buono, gracias al trabajo de concientización del municipio y la cooperativa, los vecinos de Morón duplicaron el porcentaje de residuos separados en reciclajes en los últimos dos años. Esto, al mismo tiempo, significó para Morón un ahorro de casi $700.000 durante el mismo período, en costos que el municipio le tendría que haber pagado al CEAMSE en caso de que esos residuos reciclables hubieran terminado en sus basurales.
Un modelo inclusivo para las próximas generaciones
Además de valorizar los residuos reciclables y el trabajo de los recolectores, Abuela Naturaleza y cooperativas como Nueva Mente buscan educar a la sociedad, en particular a las futuras generaciones, para reformular su relación con la basura y los reciclables.
A través de un convenio entre Abuela Naturaleza y la Secretaria de Niñez de la Provincia de Buenos Aires, los hijos de los cooperativistas participan de talleres de arte integral, promoción ambiental y emprendedurismo juvenil con un enfoque en oficios artesanales. En paralelo, junto con la Dirección de Medioambiente de Morón, los cooperativistas de Nueva Mente visitan escuelas en todo el municipio para capacitar a docentes y estudiantes en distintos temas ambientales.
“Pensamos en la educación y el trabajo para toda la vida”, dice Portugheis. “Que los niños se preparen para un trabajo distinto, que piensen en el tema del reciclaje, que le den valor al desecho, y que sepan que de eso pueden surgir oficios para toda la vida que los enriquezcan no solo a ellos, sino también al mundo”.