Los hechos de violencia en la final de la Libertadores son un espejo en el que nos vemos reflejados. En un momento triste como este, donde cincuenta personas ejercen la violencia y provocan lo que provocaron, podemos pensar que “el problema somos nosotros”.
Así nos vemos, y así nos ven.
Y eso nos pone más tristes.
Pero también somos nosotros los 18.000.000 de trabajadores que van a trabajar cada día, los 12.000.000 de chicos que van diariamente a estudiar, y los 150.000 docentes que van a enseñar.
También somos nosotros las 10.000 médicas y médicos que cada día salen a sanar y a curar, los 200.000 artistas que comparten su arte, los 40.000 bomberos que cada día salvan vidas, los 15.000 autores que escriben su libro y las 2.000 personas que hoy van a donar sangre.
También somos nosotros las 6.000.000 de madres que hoy abrazan a su familia.
Y los 65.000 espectadores que fueron al estadio y volvieron a casa pacíficamente.
Todos ellos, también somos nosotros.
Que la tristeza no nos confunda.
Los 43.000.000 de argentinos que construyen y edifican la Argentina soñada.
Esos, también somos nosotros.